Investigación

Los agentes inesperados de la recuperación: colectivos urbanos y espacios públicos en San José, Costa Rica (2000-2020)1

Unexpected agents of recuperation: urban collectives and public space in San José, Costa Rica (2000-2020)

Tommy Mora Obando 2
Profesional independiente, Costa Rica
Luis Durán Segura 3
Universidad de Costa Rica, Costa Rica

DECUMANUS. REVISTA INTERDISCIPLINARIA SOBRE ESTUDIOS URBANOS.

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México

ISSN: 2448-900X

ISSN-e: 2448-900X

Periodicidad: Semestral

vol. 9, núm. 9, 2022

decumanus@uacj.mx

Recepción: 10 Febrero 2022

Corregido: 28 Julio 2022

Publicación: 23 Noviembre 2022



DOI: https://doi.org/10.20983/decumanus.2022.2.5

Resumen: El artículo profundiza en las condiciones que provocan la aparición de políticas de recuperación de San José, capital de Costa Rica y, especialmente, en las soluciones que estas proponen para el “rescate” del espacio público. En este mismo contexto, se ahonda en la consolidación de los llamados “colectivos urbanos”, grupos que buscan posicionar el centro de la ciudad como lugar para la convivencia, la recreación y el consumo cultural. Desde un enfoque interdisciplinar se revisan documentos escritos y audiovisuales provenientes de programas, proyectos institucionales, medios de comunicación digitales e impresos y publicaciones de redes sociales. También, se realizan entrevistas a profundidad a diversas personas involucradas en la gestión urbana. A partir de esto, se identifica la existencia de unas sensibilidades compartidas entre las políticas de recuperación y los colectivos urbanos en cuanto al espacio público. Estas sensibilidades, con el tiempo, han sido replicadas en medios de comunicación, han tenido resonancia en la gestión urbana y han logrado consolidar una visión particular de la San José del siglo XXI basada en un sentido de pertenencia y responsabilidad.

Palabras clave: colectivos urbanos, espacio público, gestión urbana, políticas de recuperación, San José.

Abstract: This article delves into the conditions which have given rise to policies for recuperating San José, Costa Rica’s capital city, and in particular the solutions that the policies propose in order to “rescue” public spaces. Within the same context, the consolidation of “urban collectives” is examined in depth, these being groups which seek to position the city’s center as a venue for coexistence, recreation, and cultural consumption. Written and audiovisual documentation materials issuing from programs and institutional projects, along with both digital and print communication, as well as social network posts, are all reviewed from an interdisciplinary perspective. Moreover, extended through interviews with diverse figures involved in urban management were carried out. Based on the above, the existence of shared perceptions and awareness in terms of public spaces between the policies for the capital city’s recuperation and urban collectives is identified. These perceptions over time have become more evident, and have consolidated a particular vision of San José in the XXI century.

Keywords: public spaces, recuperation politics, San José, urban collectives, urban management.

Introducción

Desde inicios del siglo XXI se ha buscado promover una nueva visión de desarrollo urbano para los cuatro distritos centrales de San José, capital de Costa Rica; a saber, Carmen, Merced, Hospital y Catedral (ver Figura 1). Visión relacionada directamente con el potencial que tiene la ciudad para atraer inversión económica nacional y extranjera mediante la oferta cultural y social, y mediante la mejora de la infraestructura, la tecnología y la seguridad. Esto a través de políticas de recuperación, que van desde programas de regeneración y repoblamiento hasta planes de patrimonialización fomentados principalmente, pero no de manera única, por el gobierno local. Algunas autoras como María del Carmen Araya (2020) y Ana Paula Montes (2020), y autores como Luis Durán (2013) y Andrés Jiménez (2021) han mostrado que estas políticas hacen parte de un giro neoliberal en la gestión de la ciudad y que buscan, expresamente, revalorizar y mercantilizar el espacio urbano.

Mapa de la ciudad de San José
Figura 1.
Mapa de la ciudad de San José
Fuente: Tommy Mora, elaboración propia.

Algunos medios digitales, como el diario La Nación, han hecho eco de los mensajes de los promotores de estas políticas. Recientemente Mauricio Vega, actual director de urbanismo de la Municipalidad de San José, señaló en una entrevista:

Es una estrategia para mejorar la competitividad de la ciudad de San José a través de la renovación de los espacios urbanos. Queremos que (la gente) encuentre una ciudad amigable, una ciudad para caminar, que cada persona redescubra algo nuevo, a través de la cultura, el empleo, la innovación tecnológica, el rescate patrimonial, del turismo.

Queremos que la gente se encuentre con una ciudad del primer mundo, una ciudad totalmente remozada, bella (La Nación, 2019).

Esta visión de desarrollo urbano, ligada a la renovación de espacios está secundada, en ocasiones de manera explícita y en otras de manera implícita, por los discursos y acciones de los autodenominados “colectivos urbanos”, grupos ciudadanos organizados que buscan mostrar a las personas, tanto locales como visitantes, los atributos positivos del centro de la ciudad y con esto volverlo “atractivo” y “habitable”. Para esto, utilizan actividades que fomentan las experiencias de disfrute y goce de la ciudad, y los consumos culturales. Los colectivos urbanos, en este contexto, se han convertido en agentes que secundan las políticas de recuperación. Agentes inesperados en tanto no fueron considerados formalmente dentro de las mismas, sino que aparecen apoyando los ideales y los valores de recuperación promovidos para el “rescate” de la capital costarricense.

Con esta premisa, es importante señalar que los colectivos urbanos han llegado a generar un impacto considerable y visible a nivel urbano, adquiriendo legitimidad de acción. No en vano, para el mes de marzo del año 2020, algunos de estos colectivos contaban con decenas de miles de seguidores en redes sociales y desarrollaban proyectos con el gobierno local, con empresas privadas, con organismos internacionales e, incluso, se encontraban gestionando proyectos para edificar espacios públicos en algunos de los distritos mencionados anteriormente. Por estas razones, no es precipitado afirmar que son agentes que, además de “apropiar”, “activar” y “construir” el espacio público, como ellos mismos afirman, tienen la capacidad de influir no solo en la toma de decisiones, sino también en las maneras en que se imagina el pasado, el presente y el futuro del centro de San José.

Fotografía de un tour histórico por el centro de San
José
Figura 2.
Fotografía de un tour histórico por el centro de San José
Autor: ChepeCletas. Fuente: Facebook Chepecletas, 20204.

Los colectivos, desde planteamientos más asertivos que los realizados por las instituciones estatales, han propiciado la aparición de un conjunto inaudito de actividades en el espacio público, que es, al fin de cuentas, su principal herramienta y producto de trabajo. Por ejemplo, las actividades realizadas por ChepeCletas, fundada en el 2010, es una de las agrupaciones más representativas entre los colectivos, organiza multitudinarios tours por la ciudad basados en recorridos que ponen en valor algunos edificios patrimoniales y que articulan diversas catas de bebidas y degustaciones de comidas (ver Figura 2). Sobre uno de estos tours, que recorre los barrios de mayor distinción, afirman:

Safari Nocturno por Historias, Rincones y Leyendas de Barrio Otoya y Barrio Escalante. Barrio Otoya y Barrio Escalante han sido hogar de presidentes, artistas y otros importantes personajes de la historia y la política nacional [...] Sus calles están llenas de edificios patrimoniales, de historias, rincones curiosos y leyendas.

El jueves 25 de marzo nos vamos a caminar por las calles de Otoya y Escalante, en busca de historias y leyendas de estos históricos barrios capitalinos que fueron casa de expresidentes, artistas, comerciantes y otros personajes históricos de la ciudad (mascotas bienvenidas) (ChepeCletas, 2021).

El impacto también se refleja en la alta interacción que tienen en Facebook, Instagram y Twitter, gracias a las constantes publicaciones de mensajes, videos y fotografías. En estas publicaciones los colectivos resaltan las bondades de San José y reciben la aprobación de sus seguidores con “repost”, “likes” y “comentarios” sobre su manera de concebir y, especialmente, de practicar el espacio público. En uno de los portales digitales de ChepeCletas se dice:

San Jose («Chepe») is a unique city, with lots of hidden amazing spots, interesting history, great traditional street food, cantinas (traditional pubs), parks, nature, architecture, unique characters, and much more.

We have walked, danced, tasted and biked with thousands of people from different countries during more than 7 years. We create experiences for Costa Ricans and friends from all over the world.

We want to share our city as we know it, as we love it.

We want to walk, bike, taste and love San Jose/Chepe with you.

#yoamochepe (ChepeCletas, 2020a).

Así, y siguiendo la propuesta de Setha Low (2000), se entiende que los colectivos urbanos hacen parte de la producción social del espacio público en San José, en tanto en esta producción no solo se encuentran inmersos elementos materiales como la creación de infraestructuras, sino también elementos imaginarios como las representaciones y elementos prácticos como la vida cotidiana. El espacio público, como afirma Rodrigo Salcedo (2002), no está “dado”, tampoco aparece como “natural”, “estático”, “inmutable” o “inerte”, se hace y rehace por las acciones y las concepciones de las personas. Entonces, los colectivos muestran ese carácter procesual del espacio público, derivado del hecho de que este no está predefinido, por el contrario, es el resultado de una permanente producción en la que participan de diferentes maneras agentes disímiles, incluidos los estatales.

Objetivo, metodología y estructura

Dado lo anterior, este artículo ahonda en las condiciones que provocan y permiten la aparición de las políticas de recuperación y, especialmente, en las soluciones que estas proponen sobre el espacio público. A la vez, se profundiza en las coyunturas que detonan la aparición de los colectivos urbanos como grupos que buscan posicionar el centro de San José como lugar para la convivencia y para los consumos culturales. Con esto se intenta cotejar críticamente las motivaciones y agendas compartidas entre el Programa de Regeneración y Repoblamiento de San José y los colectivos urbanos en cuanto al espacio público. Por consiguiente, se parte de la teoría urbana crítica, como propone Neil Brenner (2017), para entender el carácter mediado de los espacios, en tanto resultado de relaciones asimétricas de poder.

Para esto, se realizó una aproximación basada en los estudios urbanos y, especialmente, en la relación entre arquitectura y antropología esbozada por James Holston (1989) que facilita el entendimiento interdisciplinario del fenómeno estudiado. En primer lugar, la metodología abarca la identificación y el análisis de contenido de documentos de carácter normativo relacionados con el Programa de Regeneración y Repoblamiento de San José y de informaciones derivadas. Luego, se hizo una revisión de documentos escritos y de recursos audiovisuales provenientes de medios de comunicación digitales como páginas web y periódicos, así como de redes sociales. Por último, se llevaron a cabo siete entrevistas semiestructuradas a personas relacionadas con los colectivos urbanos y que hicieron parte, de manera activa, de su creación, consolidación y desarrollo.

El artículo consta de cinco secciones de resultados. La primera identifica las alternativas tomadas por el gobierno local y nacional para “ordenar” la ciudad. La segunda señala el nacimiento de los colectivos urbanos en este contexto. La tercera se encarga de visibilizar los planteamientos que han propuesto los colectivos respecto a los espacios públicos y los procesos de apropiación, activación y construcción que han fomentado. La cuarta explora las sensibilidades que comparten los colectivos y las políticas estudiadas y cómo estos coinciden en promover una visión particular de la San José del siglo XXI. Finalmente, se realiza un cierre.

La ciudad ordenada

Se debe acotar, inicialmente, que el centro de la ciudad de San José, constituido por los cuatro distritos mencionados anteriormente, se ha considerado históricamente el centro no solo comercial y político de la capital, sino también “corazón” cultural por excelencia. Florencia Quesada (2011) afirma que, durante todo el siglo XIX y buena parte del siglo XX, fue el símbolo de desarrollo y prosperidad. Sin embargo, desde la década de 1990, se empezaron a difundir, a través de discursos técnicos y estéticos, diversos imaginarios del centro como un espacio “desierto”, “vaciado” y en “ruinas”, catalogándolo de “abandonado” y “degradado”. Esto provocó que el centro perdiera su “valor” como espacio de congregación social y de prestigio simbólico como señala María del Carmen Araya (2010)

Sin embargo, desde el año 2000, aproximadamente, emergieron un conjunto de programas, planes y proyectos que, aprovechando la deteriorada imagen de la ciudad, plantearon como “solución” una revaloración del “corazón” de San José. Esto significó instaurar material y simbólicamente un “orden”, una alternativa para cambiar radicalmente la cara de la ciudad para hacerla “atractiva”, “productiva” y “funcional”. En este contexto, y promocionado por grupos de poder económico, se empezaron a discutir los beneficios económicos, culturales y sociales de la “recuperación” de la ciudad. Araya (2010) recuerda que:

El gobierno local de San José, específicamente el alcalde Johnny Araya y el Ministro de Vivienda y Asentamientos Urbanos, Helio Fallas, emitieron un llamado al “repoblamiento”. La idea del “repoblamiento”, que fue presentada como un deber ciudadano, una esperanza de ubicar a San José en la lista de las metrópolis de la globalización y un espacio de trabajo con un supuesto consenso, la venían planteando planificadores, arquitectos, desarrollistas, políticos, funcionarios de gobiernos locales y periodistas, en los medios de comunicación, especialmente en el periódico La Nación, desde el año 2000 aproximadamente (pp. 301-302).

Durante el año 2004 se creó el Programa de Regeneración y Repoblamiento de San José, declarado de interés nacional por medio de un decreto presidencial firmado por el mandatario Abel Pacheco. El programa, que se pensó como alternativa desde los años noventa, pero sin concretarse, buscó la expulsión de las “patologías sociales” y el regreso de las personas de clase media y clase alta al “caótico”, “abandonado” y “deteriorado” centro y, al tiempo, combatir el “desorden”. El decreto en los artículos 8, 15 y 16 sentenció:

8- Que se ha analizado la situación actual del desarrollo urbano de la ciudad capital y se ha determinado, gracias a información técnica y científica, que San José está perdiendo población y generando espacios urbanos vacíos. Que dichos espacios son cuna y albergue de patologías sociales tales como la segregación social, la delincuencia y la drogadicción (…)

15- Que es imprescindible ejecutar proyectos de regeneración urbana, tendientes a lograr el mejoramiento arquitectónico y paisajístico, para beneficiar a la ciudad y a los predios involucrados en tales planes y lograr revitalizar a San José como centro cultural, turístico, comercial y de servicio, mediante un proceso sostenido de transformación gradual (…)

16- Que los cuatro distritos que componen el Cantón Central de la Provincia de San José son áreas que enmarcan una serie de condiciones urbanas que han sido comprobados técnica e internacionalmente como causantes de mayores problemas sociales a saber: emigración de inversiones, inseguridad, delincuencia, drogadicción, patologías sociales, crecimiento negativo de la población, abandono y deterioro edilicio, riesgo de pérdida de patrimonio arquitectónico o histórico declarado, pérdida o ausencia de espacios públicos de adecuada calidad, aprovechamiento ineficiente del espacio público, densidades de población muy bajas, congestionamiento vial y contaminación ambiental y un deterioro progresivo de la calidad de vida urbana (Sistema Costarricense de Información Jurídica, 2004).

Es así como el gobierno local, encabezado por el entonces alcalde Johnny Araya, cimentó el camino para la reconstrucción del centro utilizando recursos públicos y privados. Para ejecutar técnicamente dicha labor se oficializó, durante ese mismo año de 2004, la Comisión de Regeneración y Repoblamiento de San José, un grupo de entes públicos y privados entre los que se encontraron representantes del sector de planificación con ministerios, institutos y secretarías, del sector financiero con la banca estatal, del sector educativo con la Maestría de Diseño Urbano de la Universidad de Costa Rica, del sector gremial con el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, del sector empresarial con la Cámara de Construcción y del sector de diseño con el Instituto de Arquitectura Tropical.

La Comisión planteó una serie de propuestas, entre las cuales estaba el incremento de la vigilancia, la remodelación del espacio público, la reconversión de los usos del suelo, la desregularización constructiva y la creación de incentivos fiscales para la inversión bajo una visión abiertamente empresarialista. Después de creada dicha Comisión, en el año 2005, la Municipalidad de San José explico su propia labor con respecto al Programa de Regeneración y Repoblamiento de San José:

El principal daño que provoca este modelo caótico de ciudad, es un deterioro de la calidad de vida para todas las personas que, de una u otra forma, necesitan vivir o ingresar a la capital.

La evidencia más notable de la situación de la ciudad, es visible en el centro, donde se han perdido los vínculos humanos entre los habitantes y usuarios (el tejido social). La delincuencia, la indigencia y otros fenómenos sociales han tomado un sector que, durante el día, aún sirve como sede para instituciones y empresas; pero que, en horas de la noche, se convierte en tierra de nadie. (…)

Por lo que la regeneración y el repoblamiento consisten en generar las condiciones básicas necesarias para que el casco central josefino recupere su funcionalidad habitacional, comercial y de servicios, así como su competitividad urbana, su tejido social y su calidad general de vida. (…)

La recuperación de San José, no es una iniciativa a corto plazo. Posiblemente, los resultados de este plan se hagan evidentes en cinco o más años. No obstante, el repoblamiento es la única alternativa para una ciudad que amenaza con volverse insostenible y con perder su cohesión social.

El futuro de San José, depende de los esfuerzos que la Municipalidad josefina y otras instancias estén en capacidad de realizar, con el fin de que quienes habitan y visitan la urbe, recuperen sus vínculos afectivos y de identidad con el espacio humano que es su capital (Municipalidad de San José, 2005, pp. 1-2.).

Los promotores de estas iniciativas, grupos especialmente ligados a la inversión inmobiliaria, lograron atraer otros agentes con mayores intereses y capacidad de intervenir en el espacio urbano buscando establecer un modelo que debía seguir el centro de la ciudad. Un proyecto emblemático de estas iniciativas fue San José Posible del año 2007, enmarcado en el Programa de Regeneración y Repoblamiento, que planteó la peatonalización y arborización de la ciudad. Jimena Ugarte (2013), encargada del proyecto, afirmó:

A pesar de tener algunos parques y espacios públicos de gran belleza y calidad, la tónica general del espacio público deja mucho que desear. Por esta razón, los boulevares o paseos peatonales han sido recibidos con entusiasmo por la ciudadanía, porque significan un remanso en el alboroto vehicular que nos circunda y agobia.

Basados en análisis y diagnósticos existentes de toda índole, decidimos enfocar nuestros esfuerzos hacia el peatón y el espacio público. La degradación y disminución del espacio público, es entre otras razones, lo que ha originado el abandono de la ciudad y la proliferación de mendigos y maleantes genera y exacerba la sensación de inseguridad y malestar.

La propuesta original incluía la recuperación de un área compacta de 53 manzanas entre la av. 4 y la 10 y la calle 11 y la 16. Era importante darle seguimiento a este proyecto en su conjunto si lo que se perseguía era recuperar la ciudad. La avenida 4 acondicionada es, sin duda, una mejora considerable e importante, pero no logra recuperar la ciudad, como sí lo haría la limpieza y regeneración de toda la zona propuesta en el sur de la ciudad (p. 5).

Como es evidente, los objetivos estuvieron estrechamente ligados a la “limpieza” para poder aumentar así el valor económico y rentabilidad de la ciudad. Acá el espacio público fue clave en tanto área estratégica para el control y la promoción de actividades “correctas” y para, como se afirmó antes por la Municipalidad de San José, reconstruir los vínculos afectivos y de identidad de las personas con San José.

De iniciativas a colectivos

En este contexto es posible ubicar la aparición de diversos grupos de personas que comparten un sentimiento de afecto por la ciudad y que, ante las pocas mejoras tangibles, especialmente en los lugares de sociabilidad y de recreación, deciden actuar de manera coordinada en miras de resolver o aportar soluciones para estos problemas urbanos. Es aquí donde se crean los colectivos urbanos, grupos ciudadanos que, dentro de sus ámbitos de acción, hacen parte de los procesos de producción del espacio público, lo que legitima sus acciones frente a un público general y frente a los demás gestores urbanos. Esto con el objetivo de satisfacer sus necesidades organizativas, de resolver con sus inquietudes ideológicas y de contribuir a la recuperación de la ciudad en aspectos tan variados como la cultura y la sostenibilidad.

Es pertinente acotar que el nombre de colectivos urbanos no responde a ninguna tendencia internacional identificada como tal. Existen, en Europa y Norteamérica referencias a “urban activism” o “city initiatives” descritos por Valeria Monno (2016), Mine Islar (2018) y Andrés Walliser (2013) para referir fenómenos sociales similares a los estudiados. En Costa Rica, en cambio, en estos grupos se aprecia que el término colectivos urbanos aparece como una seña identitaria que funciona, a su vez, para desligarse o diferenciarse de otras agrupaciones con posiciones políticas fuertes o relacionadas con movimientos electorales que, aunque pueden tener intereses similares, utilizan métodos diferentes a los planteados por estos grupos.

Existen referencias de prácticas similares en Latinoamérica. Son relevantes los casos de Bogotá, Ciudad de México y Santiago de Chile, en donde grupos de personas, desde la sociedad civil, se congregan para realizar labores de “mejora funcional” de la ciudad. Especialmente a través de prácticas enmarcadas en el “urbanismo táctico”, “urbanismo desde abajo”, “urbanismo ciudadano”, “urbanismo participativo” y “urbanismo emergente”, que han premiado una vocación voluntarista y reducida a embellecer parques, ajardinar calles, decorar aceras y dotar de mobiliario temporal. Estas prácticas son planificadas por coaliciones de personas expertas en la arquitectura y el diseño, y ejecutadas por las personas habitantes, a quienes se les ha dado la responsabilidad de gestionar sus propias trasformaciones del espacio público.

A pesar de lo anterior, existen algunas pistas que permiten realizar una pequeña genealogía de los colectivos urbanos y de la autodenominación que utilizan. Esto gracias a los relatos de personas que han participado como dirigentes. Este es el caso de Aldo Protti, quien desarrolló la propuesta “100en1Día” y quien, además, ha dado seguimiento a los cambios culturales en San José. Protti cuenta que, durante los primeros años de desarrollo de estos grupos, existía una relación que permitió efectuar diversos encuentros, entre los cuales estuvo “Reunión de iniciativas urbanas: El que no canta se muere”. Esta actividad fue convocada mediante redes sociales y tuvo lugar el 25 de marzo del 2015.

Este encuentro marcaría el inicio de una serie de reuniones que tuvieron como objetivo consolidar un “movimiento de ciudadanía activa” y de “revolución urbana” que, aunque no llegaron a materializarse en esos términos, sí dejaron como resultado lazos fuertes entre estas agrupaciones y también el origen del concepto “colectivos urbanos” que remplazó al de “iniciativas urbanas”. Así lo explica Protti:

En alguna sesión tratamos de poner un nombre a esta organización (de “iniciativas urbanas”), “Colectivos Urbanos”, así es como alguna gente ya les llamaba a sus procesos. “Colectivos” es una palabra interesante porque no le da un carácter formal a la cosa, no es asociaciones, no es fundación, pero tampoco son solo iniciativas, porque hay algunas que ya están consolidadas, sino que son diferentes grupos de personas o sistemas de organización, que tienen como enfoque los fenómenos que suceden en un entorno urbano, que buscan afectar el paisaje urbano desde diferentes ángulos (...) Yo recuerdo el momento exacto, Alonso Briceño (de Río Urbano), como en la octava sesión de estos proyectos que estamos llevando, estábamos haciendo una lluvia de ideas con nombres y entonces, él escribió “Colectivos Urbanos” y dijo: “¿Para qué vamos a buscar un nombre?, si ya así nos hacemos llamar”, primero nos decíamos iniciativas urbanas, pero tras la propuesta de Alonso, se votó y ganó “colectivos”. En esa sesión habría unas 45 o 50 personas (Protti, Entrevista, 7 de agosto de 2020).

Es necesario, ahora, identificar las razones y circunstancias que permiten su aparición. Se puede señalar que entre los años 2007 y 2009 nacen los primeros colectivos urbanos que tienen como objeto la gestión del espacio público en la capital. Sin embargo, entre los años 2010 y 2013 existe un crecimiento cuantitativo en el número de colectivos. Hasta el 2020 se identificaron más de 30 colectivos y 23 de ellos activos (ver Figura 3). Estos abarcan diversos ámbitos de acción como el ambiental, turístico, económico, artístico, cultural, recreativo y educativo. Además, han operado con estructuras de organización tan disímiles como las asociaciones, plataformas organizaciones, fundaciones y, más recientemente, como empresas culturales.

 Ilustración de los colectivos urbanos según fundación,
ámbito de acción y tipo de organización
Figura 3.
Ilustración de los colectivos urbanos según fundación, ámbito de acción y tipo de organización
Fuente: Tommy Mora, elaboración propia.

Tatiana Chaves, directora del Departamento de Servicios Culturales de la Municipalidad de San José, relaciona el nacimiento de estos colectivos con un cambio significativo en el enfoque de la gestión urbana, que pasó de un modelo tradicional y jerárquico en la cual las políticas eran diseñadas por técnicos y burócratas de oficinas, a uno que propuso que fueran las propias personas las que realizaran los cambios en sus hábitats. De la misma forma, Chaves también plantea la posibilidad de que la reforma en la Política Nacional de Derechos Culturales (Ministerio de Cultura y Juventud, 2013) y la Política Cultural de la Ciudad de San José (Municipalidad de San José, 2013), aprobadas en el año 2013, fueran parte de los elementos detonantes:

Las voces de esta colectividad empezaron a sentirse escuchadas, respaldadas y validadas por la institucionalidad, cuando empezó a haber este cambio de enfoque del tema cultural y artístico hacia el campo más social de este componente artístico, siempre es sabido que el arte tiene un componente social, el espectro de la cultura se amplía cuando se comienza a hablar de la gestión cultural en este país (Costa Rica) y creo que eso permite que los diferentes actores se sientan con mayor tranquilidad de hablar cosas que a veces se les cruzaban, pero que no sabían si eran simples sensaciones o tenían un asidero lógico dentro de la sociedad. No es coincidente que estos colectivos que tienen una data de más de una década de empezar a existir como organizaciones hayan coincido en volver su mirada de algunas instituciones como lo es la municipalidad de San José en relación a la política cultural y eso es coincidente también con la visión del gestor cultural, porque antes el gestor cultural se entendía sólo como un simple productor de eventos artísticos, no un articulador de procesos y eso es lo que hacemos en este momento, el producto artístico es el pretexto de esa articulación, el resultado (Tatiana Chaves Araya, entrevista, 22 de junio de 2020).

De igual manera, se puede identificar un impulso generacional, especialmente de jóvenes con voluntad de transformación que, a partir de sus experiencias personales, se organizaron con la intención de generar cambios a nivel urbano. Chaves comenta que este impulso trae consigo una nueva mentalidad para idear proyectos:

Me parece super vital que, hay un asunto generacional aquí, yo te lo puedo decir inclusive como habitante del cantón central de San José (...) por mucho tiempo la labor, la corresponsabilidad civil en función de lo que me pasa aquí ahora estaba muy anquilosada en una visión donde aquellos tienen la responsabilidad de resolvérmelo todo. Para mi hay un empuje de una nueva generación donde entiende que la institucionalidad no lo puede hacer todo, eso no es una visión que teníamos los más “viejitos”. Sí se quiere y donde para mí es muy clara esa diferencia generacional (...) el 100% de la gente que conforman estos colectivos, es gente menor, yo creo, que de 40 años, es gente muy joven y eso es muy significativo, porque es gente que viene con otra visión del mundo donde entiende que también la institucionalidad es un aliado, no es una competencia, pero tampoco es mi papa que debe resolverme todos mis problemas, sino que es una parte del ajedrez o es una parte de los insumos que yo debo poner en la mesa. Y es interesante porque ese sentido de pertenencia que tienen estas nuevas generaciones con relación al espacio público del cantón central de San José a mí me da muchísima esperanza (...). Y a mí me parece que hay una generación que sencillamente ha entendido cuál es el papel de la ciudadanía en la política, que es tomar un papel activo, plantear las necesidades con claridad y hacer que esto camine, funcione o buscar los mecanismos (Tatiana Chaves Araya, Entrevista, 22 de junio de 2020).

Esto es significativo, ya que precisamente las personas que comenzaron los movimientos de los colectivos urbanos se encontraban en un rango de edad entre los 20 y los 35 años. Estas personas se refirieron a sí mismas como jóvenes profesionales, la mayoría ligados a la arquitectura, de clase media y con ideales compartidos. Asimismo, resaltan que el valor que los unió fue el modificar las cosas “por ellos mismos” y “con sus propias manos”. Entendieron que no se podían “quedar esperando” a que las instituciones, restringidas por la burocracia o por su inactividad, llevaran a cabo acciones por ellos. Esto ha permitido que, a lo largo del tiempo, dichas agrupaciones cuenten con una identidad, la cual, de alguna manera, han objetivado para volverse más llamativas y “frescas” para las demás personas.

Producir el espacio público

Corresponde, a continuación, reseñar algunas de las maneras en que los colectivos urbanos hacen parte de la producción social del espacio público, en tanto este, como se mencionó inicialmente, se reconstruye a partir de procesos constantes de disputa. Considerando esto, los espacios públicos son, para la mayoría de los colectivos urbanos, no simples “superficies” o “soportes”, sino lugares estratégicos en donde recrean sus intereses, pues estos representan un importante “nodo” de interacciones sociales en San José. De la misma forma, y como se verá más adelante, los parques, las plazas, las calles, las avenidas y las aceras, aun en su condición de lugares de tránsito, se han convertido en la herramienta y en el producto que algunos colectivos han decidido explotar, transformando su involucramiento en estos espacios en eventos que, si bien son efímeros, se mantienen en el tiempo.

Fotografía de recorrido en el Río Torres
Figura 4.
Fotografía de recorrido en el Río Torres
Autor: Río Urbano. Fuente: Facebook Rio Urbano, 20195.

Entonces, las labores de los colectivos van dirigidas a “capturar” e “instrumentalizar” algunos recursos de la ciudad, ya fueran ambientales o culturales. Por ejemplo, desde el año 2012 Río Urbano, que busca cambiar la forma en cómo se perciben los ríos, fomenta procesos de reflexión alrededor de los afluentes que atraviesan el centro de San José. Alonso Briceño, el fundador de la agrupación, lo explica de la siguiente manera:

Río Urbano: una iniciativa para la visibilización positiva y apropiación de los ríos urbanos del Gran Área Metropolitana. El fin último: la iniciativa del rescate de los ríos urbanos abordando el imaginario de ríos en la ciudad haciendo ver a la gente que estos son parte de la ciudad. Es decir, modificar la imagen mental que tiene la gente para que la realidad de la ciudad cambie. (...) transferir el conocimiento, pasando del discurso a la acción. La iniciativa busca llegar directamente a la gente para que esta asuma responsabilidad en la construcción de la ciudad, buscando la lógica de que la gente sea protagonista; ser vitrina y canalizador de experiencias de recuperación y apropiación del espacio de los ríos urbanos” (Briceño, Entrevista, 4 de mayo de 2020).

Lo expuesto en este relato se repite constantemente en los objetivos de los colectivos. La fórmula implica, primero, la identificación de espacios públicos vistos negativamente, segundo, la transformación de estos espacios por medio de la participación ciudadana y, tercero, la búsqueda de nuevas formas de concebir la ciudad. En el caso de Río Urbano la fórmula ha sido revalorizar las áreas de la cuenca inmediata del río Torres, particularmente en el distrito Merced, para cambiar los imaginarios de “suciedad”, “descuido” e “improductividad” intentando hacer ver que estos elementos naturales tienen mucho por ofrecer a las dinámicas urbanas. Río Urbano para esto echa mano de actividades tan diversas como jornadas de reforestación, recolección de basura, excursiones con picnics y recorridos guiados que muestran la importancia del río en la historia de la ciudad (ver Figura 4).

Fotografía de “La Noche Vive la Plaza”
Figura 5.
Fotografía de “La Noche Vive la Plaza”
Autor: Pausa Urbana. Fuente: Facebook Pausa Urbana, 20176.

Un caso similar es el de Pausa Urbana, creado en el año 2009 con la intención de facilitar una gestión alternativa de espacios públicos desde la participación y la inclusión. Mario Villalta, uno de sus fundadores, explica:

Lo que nosotros realmente queríamos no era solo una plataforma de eventos, verdaderamente el objetivo principal era el cambio de imaginario, el cambio de realidad de espacio, construir un espacio diferente (en referencia a la Plaza de la Democracia) desde ese uso cotidiano (Villalta, Entrevista, 7 de mayo de 2020).

Pausa Urbana utiliza una estrategia de “activación” de espacios públicos por medio de diversas experimentaciones que procuran convertirlos en espacios de convivencia. Este tipo de abordaje, amparado en posiciones afines al derecho a la ciudad, marca una diferencia respecto a otros colectivos, ya que incorpora una perspectiva crítica de su quehacer. Destaca entre sus actividades “La noche vive la plaza”, realizada desde el año 2010 en el Parque de la Democracia, en distrito Merced. Ahí se promueven regularmente eventos artísticos nocturnos al aire libre, especialmente teatro, circo, música y danza, que intentan romper con el imaginario de una ciudad que durante la noche es “peligrosa” (ver Figura 5). Al igual que Río Urbano, Pausa Urbana espera que con la intensificación de usos se modifiquen los espacios y que esto tenga efectos en la vida cotidiana de San José. Villalta lo expone de la siguiente forma:

Una búsqueda personal si se puede decir, de querer trabajar en la calle, haciendo y no tanto escribiendo sobre lo que se podría hacer (...) Elliot [miembro fundador de Pausa Urbana] tenía un interés más de investigación aplicada, sobre el espacio público y la ciudad, era un apasionado de la ciudad, quería meterse en la ciudad y, la misma motivación mía: hacer, estudiar y trabajar con la gente, cambiar paradigmas, y en ese sentido reivindicar derechos, hablar de derecho a la ciudad (Villalta, Entrevista, 7 de mayo de 2020).

Otra de las dinámicas de involucramiento en el espacio público por parte de los colectivos es aquella que, contraria a los dos ejemplos anteriores que se enfocan en actividades constantes en áreas específicas, más bien busca abarcar la ciudad por medio de recorridos, prestando atención a los elementos destacables de la capital. Entre estos, se encuentran los tours por puntos de interés histórico y arquitectónico, lo que les permite movilizar personas a través de un circuito previamente estudiado. Aquí es visible el papel que juegan algunos colectivos en la promoción de la agenda de reactivación económica, particularmente la que está centrada en el turismo urbano y en el imperativo de reinventar la identidad de la capital. En estas se invita a las personas “visitantes” no solo a recorrer espacios, sino a que sientan como “habitantes” que también pueden practicar la ciudad en el día a día.

ChepeCletas, anteriormente mencionado, es el colectivo que con mayor éxito ha organizado estos recorridos urbanos. ChepeCletas nació con el objetivo de impulsar el transporte alternativo en la ciudad, sin embargo, con el tiempo ha mutado hacia una organización que se interesa por fomentar los consumos culturales en caminatas o recorridos en bicicleta por mercados, parques, restaurantes, cafés y cantinas. Además, se ha posicionado como el colectivo de mayor visibilidad, ha colaborado con otros en diversas actividades y da consultorías a distintas instituciones, tanto públicas como privadas, creando con esto una red considerablemente amplia. Sobre el propósito de ChepeCletas, Roberto Guzmán, su director, comenta:

La idea era ver cómo se atraía a la gente al centro de manera voluntaria, ya no por necesidad, y tratar de buscar la manera de poder mejorar un poco la imagen de la ciudad, para que fuera más atractivo visitarla o circular por ella. También se creó con el objetivo de que la gente quisiera usar menos el carro y diera más la posibilidad de atravesarlo a pie o en bici, tomando en cuenta que el centro de San José es básicamente una central de autobuses que hay que recorrer. Y bueno ese fue un poco el propósito, ver cómo hacer para que la gente quisiera venir al centro, cambiar la percepción y buscar medidas diferentes al carro para atravesar por San José, entonces así fue como empezó y estuvo muy relacionado con cambio climático y la meta de carbono neutralidad de ese momento (Guzmán, Entrevista, 1 de mayo de 2020).

Las motivaciones de este grupo, dado el relacionamiento “móvil” que tienen con el espacio público, les acarrea el diseño de recorridos que se ejecutan a través de la visita de lugares “mágicos”, “escondidos” y “preciados” como ellos mismos afirman. Estos recorridos, sin embargo, se limitan a sectores pequeños de la ciudad, sitios de valor con potencial de desarrollo urbano. Asimismo, los tours están guiados por personas expertas en las temáticas tratadas y son acompañados por policías municipales que brindan seguridad y vigilancia. ChepeCletas, así, ha optado, por actividades didácticas en las que explican historias poco conocidas del centro de la capital. En el “Nocturbano” por ejemplo, no se busca una interacción entre personas “visitantes” y personas “habitantes”, sino más bien transmitir información y contar anécdotas que terminan por alentar una visión nostálgica y romántica de San José (ver Figura 6).

Fotografía de “Nocturbano: Conoche San José de Noche”.
Figura 6.
Fotografía de “Nocturbano: Conoche San José de Noche”.
Autor: ChepeCletas. Fuente: Facebook ChepeCletas, 20157.

En esta línea, se puede mencionar GAM Cultural, creado y dirigido por Henry Bastos en 2009; este grupo realiza el Art City Tour, un paseo nocturno por museos, galerías y tiendas de arte para brindar nuevas experiencias a turistas nacionales y extranjeros. También “Costa Rica en la Pared”, un colectivo nacido en 2016 que pretende exponer el arte urbano de la ciudad, acotado al campo del graffiti y el muralismo por medio de lo que, Mario Molina su fundador, llama “Safaris de Arte Urbano”, estos son recorridos con una modalidad semejante a los implementados por Chepecletas, pero enfocados en mostrar la historia de los artistas o crews, nombre con el que se le conoce a grupos de personas que taggean y pintan en las calles. Los “Safaris de Arte Urbano” recorren espacios como el Parque Nacional, barrio La California, de barrio Otoya, la Asamblea Legislativa y barrio Escalante, todos ubicados en el distrito Merced. Molina sobre el impacto de este tipo de recorrido de arte urbano cuenta:

Entonces como parte de mis objetivos con un safari (urbano), o en general, es bajar la inseguridad ciudadana, por ejemplo, entonces la gente que ya conoció esos lugares (que visitó durante el safari urbano), va a caminar por esos lugares, va a empezar a poblar más ciertos lugares; y la gente va a transitar más por ciertos lugares, porque si, realmente San José cuando pasan las seis de la tarde, o así, es claro cómo baja la cantidad de gente. (...) El propósito inicial era enseñar el arte en todas partes de Costa Rica, siendo San José la base (Molina, Entrevista, 27 de mayo de 2020).

Las motivaciones de este colectivo apuntan a la desmitificación del arte callejero como símbolo de vandalismo y a la disminución del miedo y de la violencia por medio de las caminatas y el reconocimiento de la ciudad. Estas ideas incluso son retomadas por otros grupos como “San José Ciudad Creativa”, establecido en 2013 con el objetivo de crear una plataforma para la modificación de la política cultural de la capital. Costa Rica en la Pared y San José Ciudad Creativa han desarrollado actividades conjuntas siempre enfocadas en generar un itinerario con estaciones en espacios públicos y aprovechar el arte de la ciudad para alinear discursos que fomentan sus objetivos operativos.

Se puede afirmar que ambas formas de participación en el espacio público, las que “activan” y “apropian” un punto específico con eventos o las que incentivan recorridos por la ciudad, son visualizadas por colectivos como efectivas para llevar a cabo la recuperación de la ciudad. Las actividades de emplazamiento y las de desplazamientos, como prácticas espaciales, han sido recurrentes en ese sentido. Empero, recientemente, se ha desarrollado otro tipo de intervención del espacio público que se basa en la construcción física de espacios. Rutas Naturbanas, promotor de estos proyectos, en su página oficial de internet se describe así:

Esta iniciativa quiere devolverles la ciudad a las personas. Nuestro San José Metropolitano enfrenta contaminación, invasión constructiva que irrumpe la regeneración ambiental y nuestra movilización en áreas más naturales que nos permitan desplazarnos hacia centros de empleo, recreo y habitación. Adicionalmente, la seguridad es un tema que como ciudadanos nos preocupa.

A todos nos une un propósito mayor: el amor por nuestro país y ciudad, así como la ferviente creencia en que podemos tener una ciudad más limpia, más segura, más natural, más mágica…

Esta intervención ciudadana traerá consigo una serie de oportunidades como conservación de ecosistemas y creación de corredores biológicos interurbanos, limpieza y protección de nuestros ríos, nuevas áreas de esparcimiento y espacios naturales para que podamos circular, reducción de la huella de carbono de nuestra ciudad, enlazamiento de barrios y centros urbanos, y mayor seguridad para las personas que caminan o pedalean.

Atrévete a pensar en un San José diferente (Rutas Naturbanas, 2020).

El éxito exponencial que tuvieron los colectivos urbanos, a partir de la segunda década del siglo XXI es, precisamente, el principal aliciente para propuestas de este tipo. El proceso inició en el año 2014 con colaboraciones entre colectivos en proyectos pequeños, en eventos especiales y en campañas de concientización. En el año de 2015, Federico Cartín, fundador de Rutas Naturbanas, decidió vincular los colectivos ChepeCletas, Río Urbano, Amigos del Río Torres, GAM Cultural y Árboles Mágicos, con grupos institucionales y académicos para trabajar en una propuesta que llamaron “Colectivo de Colectivos”. Posteriormente se unieron patrocinadores del sector hotelero, inmobiliario y financiero.

Escenarios recreados para el proyecto de Rutas Naturbanas.
Figura 7.
Escenarios recreados para el proyecto de Rutas Naturbanas.
Autor: Rutas Naturbanas. Fuente: Facebook Rutas Naturbanas, 20198.

Este “Colectivo de Colectivos” plantea, como principal proyecto, la edificación de una ruta pública peatonal que ponga en contacto directo a las personas con la naturaleza. La misión de Rutas Naturbanas es conectar más de 25 kilómetros de la ciudad de San José aprovechando los ejes creados por los ríos Torres y María Aguilar (ver Figura 7), misión que fue apoyada por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes, el Ministerio de Ambiente y Energía, el Ministerio de Cultura y Juventud y el Ministerio de Salud, se obtuvo así la declaratoria de interés público en el año de 2017 (Sistema Costarricense de Información Jurídica, 2017). Finalmente, en el año 2020 pudieron materializar la construcción de sus primeros 400 metros de ruta, 200 metros frente al río Torres y 200 metros de senderos peatonales en los barrios Tournón, Amón, Aranjuez, donde se ubican importantes hospitales, parques, museos y centros educativos.

Este proyecto, hoy en día, es único en su tipo y pone en evidencia la capacidad de estos grupos como agentes que hacen parte de la producción social del espacio público en San José. Y, concretamente, muestran que, en nombre del bienestar la ciudad, encaminan procesos que pretenden mejorar la plusvalía de las zonas donde se ejecutan las mejoras infraestructurales. Lo anterior, en beneficio de patrocinadores que invierten en el desarrollo inmobiliario, como conjuntos de apartamentos o parques tecnológicos e industriales. Este es el caso de Azenza Towers, un lujoso proyecto residencial de dos grandes torres de apartamentos ubicado a 2.5 kilómetros del centro de la capital, que planea construir con Rutas Naturbanas un “espacio exclusivo” de “armonización natural” (ver Figura 8). Es evidente que estas propuestas no solo son posibles gracias a los recursos propios de los colectivos y a la relación que poseen con instituciones públicas, también son posibles gracias al rango de aprobación del que gozan los colectivos, lo que les permite obtener respaldo financiero de terceros.

Escenarios recreados para el proyecto de Azenza Towers.
Figura 8.
Escenarios recreados para el proyecto de Azenza Towers.
Autor: Azenza Towers. Fuente: Facebook Azenza Towers, 20219.

Sensibilidades compartidas

Se ha podido evidenciar, hasta el momento, un sentimiento compartido entre los colectivos que se puede traducir en un axioma básico: “dar algo a la ciudad”. Este aparece como un deber ciudadano, adquirido hacia la capital por su situación de “abandono”, “deterioro” y “dejadez”, ante la necesidad de que recupere sus cualidades. Esta retribución, invocada en acciones y discursos, está directamente relacionada con la vocación moral de colaboración que además sintetiza intereses personales, económicos y académicos. Tres afirmaciones, realizadas por Briceño, Molina y Bastos, confirman esto:

Desde mi experiencia personal, pensando que yo a la ciudad le podía devolver ciertas cosas, o sea, cómo yo aportar a la ciudad, desde esto que yo tenía, de este insumo (académico: proyecto Río Urbano), partiendo también de que los ríos como tal, tienen mucho que ofrecer a la ciudad (Briceño, Entrevista, 4 de mayo de 2020).

La motivación fue hacer ver a la gente que San José es demasiado “tuanis” [agradable], que tiene sus varas [cosas], pero el centro histórico urbano, la avenida central es el lugar donde hay más arte en el espacio público entonces yo decía: ¿porque la gente odia San José?, la gente no conoce San José. Cuando me empecé a dar cuenta que la gente no conocía nada de historia de San José, surgió esa segunda motivación: yo tengo que llevar a la gente a conocer, yo tengo que sentirme orgulloso de este lugar (Molina, Entrevista, 27 de mayo de 2020).

Estos colectivos han provocado un denominador común que es el de generar esta proximidad, un sentimiento de acercamiento (a la ciudad), a qué me refiero con esto: que la gente necesita sentir que la ciudad le pertenece y que pertenece a ese entorno… Este sentido de pertenencia despertó una actitud de aprecio, entonces, claro, cuando vos ya aprecias, se manifiesta en cuidado. Tenemos la proximidad, (se genera) aprecio entonces lo cuido, la sumatoria de esas actitudes ha provocado pequeñas reacciones en cadena que impulsan a otros colectivos que han nacido durante este tiempo (Bastos, 16 de septiembre de 2020).

Parece, entonces, que el compromiso de las personas miembros de los colectivos y por ende del colectivo como unidad, aunque heterogéneo, puede tener un origen en la necesidad de pertenencia a la ciudad, la cual se presenta como un espacio que alberga vivencias que merecen ser compartidas con quienes acuden a las actividades de estos grupos. En otras palabras, tratan de sembrar en ellos ese mismo sentimiento de afecto hacia ciertos elementos, sobre todo culturales y ambientales, y si es posible también transmitir la idea del compromiso de “devolverle algo” y “sentirse parte” de la ciudad. En consecuencia, la apropiación, activación o construcción por parte de los colectivos urbanos se estaría gestando desde la transmisión de emociones y sentimientos de parte de quienes participan de sus actividades. Se convierte en una manera de mercadeo de experiencias que aprovechan al máximo lo “destacable” de la capital.

Carpe Chepe, colectivo fundado en 2013, organiza tours por cafeterías y bares gourmet; muestra esta perspectiva en su sitio web:

Creemos que San José es una ciudad hermosa, divertida e interesante que los lugareños deben aprovechar y compartir con los visitantes. También creemos que la mejor manera de conocer una ciudad es compartiendo con quienes la llaman «hogar». Y que los beneficios y riquezas que el turismo trae a Costa Rica también pueden beneficiar a la economía local de San José; una economía sostenible y colaborativa de pequeños empresarios que se ayudan mutuamente para hacer crecer nuestro capital. ¡Bienvenido a nuestra querida ciudad! (Carpe Chepe, 2021).

Visto esto, se puede decir que este enfoque de afecto hacia el centro de la ciudad que han desarrollado los colectivos urbanos no es algo que difiera mucho de las políticas de regeneración y repoblamiento, ya que sus acciones aportan en gran medida al plan del gobierno local de atraer personas al centro. En esta línea, Johnny Araya, actual alcalde y promotor de las políticas de regeneración y repoblamiento desde el año 2003, fue invitado a pronunciar un breve discurso en el marco de la celebración del décimo aniversario de ChepeCletas en el año 2020. En este afirmó:

Ustedes han escrito una historia linda, deben sentirse orgullosos de lo que han hecho para la ciudad de San José. Conozco a ChepeCletas desde antes de su gestación y se han convertido en un colectivo urbano, de los muchos que ya existen, pero muy fuerte, muy icónico. Tengo que reconocer que compartimos el mismo relato de la ciudad de San José, estamos en la misma narrativa. Yo he venido construyendo un relato afirmando que San José tiene que ser más destino que camino y ustedes se han identificado con ese relato. Por mucho tiempo, equivocadamente, se pensaba que San José era un lugar de paso, un cruce de caminos, y hemos venido tratando de crear una visión distinta de la ciudad, una ciudad para vivir, trabajar, para el arte, la cultural, para el vacilón [disfrute] y las bicicletas. Entonces, poco a poco, se ha ido revirtiendo esa visión equivocada de la ciudad y ustedes han contribuido muchísimo en estos 10 años en ayudarnos a fortalecer la visión que tiene la Municipalidad (ChepeCletas, 2020b).

Conclusiones

Se puede afirmar que las visiones, los objetivos y las acciones que comparten los promotores de las políticas y las personas dirigentes de los colectivos responden a un impulso de “recuperación” de San José. Esto se pudo corroborar con la información del Programa de Regeneración y Repoblamiento de San José, de los materiales de apoyo que se crearon en torno a este y con el estudio directo de los colectivos urbanos por medio de entrevistas y recursos digitales. Los impulsos de “recuperación” en ocasiones se expresan de manera literal como un intento de mejora de las condiciones físicas y también como un sentimiento de pertenencia a la ciudad. En alguna medida estas políticas han oficiado como “escenarios” que promueven el cambio de una ciudad “caótica” a una ciudad “ordenada”, y en donde los colectivos actúan como “activistas” inesperados de dicho rescate.

En cuanto a la relación de ambas partes, se puede decir que trabajan de manera simultánea en muchas ocasiones y en otras de manera coordinada. Las políticas de regeneración y repoblamiento se ven solidificadas por la constante e intensa acción de los colectivos y sus actividades en el espacio público que “diversifican” y “enriquecen” la vida urbana de la capital. También se ven apoyadas, aunque en menor medida, por estos grupos, cuando atraen inversiones públicas y privadas para la recuperación del centro. De lo anterior, los colectivos urbanos se ven beneficiados porque el gobierno local les permite realizar libre y regularmente actividades en el espacio público, al ser consciente del apoyo que le brindan a la ciudad y, por ende, a sus objetivos e imagen. Son pocos casos, por ejemplo, Pausa Urbana, en donde las relaciones entre gobierno local y colectivos no son del todo fluidas.

Los colectivos urbanos han construido capacidades operativas para gestionar proyectos de varias magnitudes en los espacios públicos de la capital y, adicionalmente, capacidades cooperativas para el trabajo en conjunto con el gobierno local. Esto los sitúa en una posición privilegiada como productores del espacio público. Evidentemente no son los únicos agentes con influencia en la toma de decisiones, empero sí agentes que brindan apoyo cultural para que la ciudad “antigua”, “sucia”, “ruidosa”, “fea” y “peligrosa” se convierta en una ciudad “contemporánea”, “limpia”, “armoniosa”, “bella” y “segura”. Por esta razón, y aunque no sea aceptado por los colectivos en algunos momentos o situaciones, se han convertido directamente en actores político-afectivos.

A futuro, será pertinente cuestionarse ¿de qué manera los colectivos incentivan la elitización y aburguesamiento de determinadas zonas de la ciudad?, ¿cuál es la vinculación que tienen con las tendencias globales de gentrificación? y ¿las acciones de los colectivos desplazan otras prácticas de apropiación del espacio público? Esas preguntas abren nuevos campos de exploración en donde, necesariamente, se deben implementar reflexiones interdisciplinarias sobre las relaciones entre cultura, poder y ciudad. A partir de estas, se pueden seguir desarrollando investigaciones sobre los agentes que hacen parte de los procesos de producción del espacio público, generando así una mayor atención en las personas investigadoras para que, desde sus diferentes intereses, también puedan aportar a la discusión con otras especificidades e inquietudes.

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Entrevistas

Briceño Rodríguez, Alonso. Entrevista no publicada, 4-5-2020.

Chaves Araya, Tatiana. Entrevista no publicada, 22-6-2020.

Guzmán Fernández, Roberto. Entrevista no publicada, 1-5-2020.

Molina Salazar, Mario. Entrevista no publicada, 27-5-2020.

Protti, Aldo. Entrevista no publicada, 7-8-2020.

Villalta Flórez-Estrada, Mario. Entrevista no publicada, 7-5-2020.

Bastos, Henry. Entrevista no publicada, 16-9-2020

Notas

1 Este artículo está basado en los resultados del trabajo final de graduación “Colectivos urbanos, espacio público y políticas de recuperación en el centro de la ciudad de San José, Costa Rica” realizado por Tommy Mora Obando durante los años 2020 y 2021 en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica. Este trabajo, además, estuvo inscrito en el proyecto “Emergencia, consolidación y transformación del concepto de espacio público. Análisis de los discursos normativos, mediáticos y especializados en Costa Rica (1950-2018)” coordinado por Luis Durán Segura y auspiciado por la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad de Costa Rica.
4 “Casa Jimenez de La Guardia”, por Chepecletas, 3 de julio de 2020, Facebook. Disponible en: https://www.facebook.com/ChepeCletasCR/photos/3046208105416722
5 “Picnic en el río, por Río Urbano”, 15 de marzo de 2019, Facebook. Disponibe en: https://www.facebook.com/RioUrbanoCR/photos/2298977150155093
6 “Plaza de la Democracia”, por Pausa Urbana, 18 de abril de 2012, Facebook. Disponible en: https://www.facebook.com/photo/?fbid=417443498283330&set=a.417442488283431
7 “Conoche SJ de noche”, por ChepeCletas, 30 de agosto de 2015, Facebook. Disponible en: https://www.facebook.com/ChepeCletasCR/photos/887628244608063
8 “Trabajar en la recuperación y conservación”, por Rutas Naturbanas, 19 de junio de 2019, Facebook. Disponible en: https://www.facebook.com/rutasnaturbanas/photos/1042041755994771
9 “Azenza Towers formará parte de los 2.4 km de las Rutas Naturbanas”, por Azenza Towers, 23 de abril de 2021, Facebook. Disponible en: https://www.facebook.com/AzenzaTowers/posts/pfbid06zdPmdc6gFQwz2qvk6zC6wi8KCFBDLyf9T3umQGH83DV81TGig6pTStsbwX6FLXtl

Notas de autor

2 Licenciado en Arquitectura por la Universidad de Costa Rica. Profesional independiente.
3 Docente e investigador de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica. Licenciado en Antropología por la Universidad de Costa Rica. Magister en Estudios Culturales y Magister en Antropología por la Universidad de los Andes, Colombia.

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