Artículos de Investigación

La vanguardia literaria en el Paso del Norte: la incidencia de la UACJ

The literary vanguard in the Paso del Norte: the impact of the UACJ

Margarita Salazar Mendoza
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México

Chihuahua Hoy

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México

ISSN: 2448-8259

ISSN-e: 2448-7759

Periodicidad: Anual

vol. 21, núm. 21, e5661, 2023

chihuahua.hoy@uacj.mx

Recepción: 03 Marzo 2023

Aprobación: 18 Mayo 2023



DOI: https://doi.org/10.20983/chihuahuahoy.2023.21.2

Autor de correspondencia: masalaza@uacj.mx

UACJ

Resumen: La Universidad Autónoma de Ciudad Juárez creó en 1998 el Programa de Literatura, el cual ha madurado y repercutido ineludiblemente en el ambiente cultural de la ciudad. Entre sus egresados, se distingue un grupo de jóvenes que nació a finales del siglo XX y que ha publicado obras en las que muestran los conocimientos adquiridos en los estudios formales. Se les puede considerar un movimiento de vanguardia en la región.

Palabras clave: conocimientos, creación, forma y fondo, literatura, vanguardia.

Abstract: The Universidad Autónoma de Ciudad Juárez created the Literature Program in 1998, which has matured and inevitably had an impact on the cultural environment of the city. Among its graduates, there is a group of young people who have published works in which they show the knowledge acquired in formal studies. They were born at the end of the 20th century; they can be considered as a vanguard movement in the region.

Keywords: creation, form and content, knowledge, literature, vanguard.

Introducción

Es normal que de generación en generación se rompan hábitos y costumbres, que los jóvenes se rebelen contra lo “viejo”, lo establecido por sus padres y los adultos en general, motivados muchas de las veces por la moda del momento. En el arte también sucede lo propio. Los más jóvenes, cuyas intenciones son adentrarse en el ambiente artístico, pretenden dejar de lado la tradición para incursionar en sus propias concepciones estéticas; que logren productos que puedan ser calificados de notables dependerá de sus capacidades y conocimientos.

Ya en la cultura clásica Aristóteles y Quintiliano explicaron cómo se obtenían obras creativas excepcionales. El estagirita sostiene que la creación artística es un proceso consciente, es decir, un fruto de los conocimientos del creador. Además, afirma que posee algunas características: una, que es proceso dinámico; dos, que posee un carácter intelectual; y tres, que se trata de un fenómeno físico y psíquico. De tal suerte que los creadores, de acuerdo con este pensador griego, “imitan diversas cosas, o […] imitan de manera distinta y no del mismo modo” (2006, pp. 32-33). Por su parte, Quintiliano también defiende la idea de la imitación como medio de creación artística; define el arte como el dominio de la técnica y escribió que se debe proceder durante la composición de una manera metódica y ordenada (1999, pp. 50-51).

Ha pasado ya el tiempo en que se creía que la creación, se daba en personas que habían sido inspiradas de una u otra forma. Desde el siglo xix —y desde antes, por ejemplo, con el gran ensayo del escocés Alexander Gerard,Un ensayo sobre el genio (2009)—, con el establecimiento formal de la sociología por parte de Auguste Comte con su obra Curso de filosofía positiva, escrita de 1830 a 1842, y el desarrollo del psicoanálisis por el reconocido Sigmund Freud, quien publicó su Psicopatología de la vida cotidiana en 1901, dejó de pensarse en la creación artística como una actividad propia de los elegidos…

Cuando a finales del siglo xix, Nietzsche discutió sobre la creencia en la inspiración, en su obra Humano, demasiado humano, afirmó que:

Los artistas tienen interés en que se crea en los estros súbitos, las llamadas inspiraciones; como si la idea de la obra de arte […] irradiase del cielo cual resplandor de la gracia. En verdad la fantasía del buen artista o pensador produce constantemente cosas buenas, mediocres y malas; pero su juicio, sumamente aguzado y ejercitado, desecha, elige, compila […] Todos los grandes han sido grandes trabajadores, infatigables no sólo en el inventar, sino también en el desechar, tamizar, modificar, ordenar. (2001, pp. 122-123)

Para argumentar, este filósofo alemán refiere el caso de Beethoven y sus apuntes, la cantidad de bosquejos que realizaba para componer sus magníficas piezas musicales. Abunda —en el mismo parágrafo— sobre aquellos creadores menos severos, que se abandonan a la improvisación; mas aclara que eso resulta “en un nivel muy bajo en comparación con el pensamiento artístico serio y arduamente elaborado” (Nietzsche, 2001, p. 123).

De manera muy similar fue planteado también por el escocés Alexander Gerard en 1774.[1] Él se interesó por estudiar aquello que constituye el genio, ese poder intelectual del que surge la creación, y de cuáles son las operaciones del entendimiento que “le dan sostén y de qué manera” (Gerard, 2009, p. 25). De ahí que hable de cuatro potencias: “sentido, memoria, imaginación y juicio” (Gerard, 2009, p. 33). La primera de ellas, el sentido, percibe los objetos de la realidad que se exhiben ante la mente. La memoria, la segunda de las potencias intelectuales, “está limitada a la revisión de aquellos objetos, que […] han sido presentados ante el sentido” (Gerard, 2009, p. 33). Menos limitada es la imaginación, encargada del poder creativo, toda vez que:

exhibe ideas […] que han sido derivadas de los sentidos, les confiere algo original por el modo en que las muestra […] puede trasponer, modificar y componer nuestras percepciones en una inacabable variedad de formas, tantas como para producir innumerables combinaciones totalmente nuevas. (Gerard, 2009, p. 34)

Por último, el juicio, al cual está circunscrita la razón, al comparar las ideas y las sensaciones extrae relaciones. Solo se concentra en observar esas relaciones; a través de la razón inspecciona y examina tanto el orden como la disposición de las ideas. Si tal organización no es clara, la rechaza, trabaja de nuevo, reordenando, modificando hasta encontrar el más adecuado acomodo; mas, si no lo encuentra, abandona el trabajo (Gerard, 2009, pp. 35-36).

Otro autor, Abraham Moles, con su Teoría de la Comunicación (1977), sostiene que la labor de los creadores se ve influida por el medio ambiente.[2] Su teoría cristalizó en la década de los ochenta —cuando ya tenía más de treinta años publicando textos resultado de sus investigaciones sobre filosofía, psicología, sociología, acústica, imagen, lingüística, estética, física, incluso meteorología, entre otras—.[3] Por supuesto, lo anterior no fue totalmente nuevo. Ya, en la década de los sesenta del siglo xx, Eric Bentley se preguntaba específicamente sobre la fuente de donde proceden las historias para el género dramático y él mismo se respondió que de la vida.

Esto llevó a un enfoque distinto al comprender que detrás de toda obra de creación hay un bagaje cultural, amén de los conocimientos y el trabajo necesarios. Muy brevemente es conveniente mencionar que sí hay una distinción entre las, por lo menos, dos generaciones anteriores y esta a la que se dedica este primer enfoque. Los creadores nacidos a mediados del siglo pasado tienen en común dos rasgos primordiales bien marcados en sus obras, sobre todo, narrativas: básicamente una voz en tercera persona y un anclaje explícito en la región. Los creadores surgidos en este siglo xxi afloraron de una educación formalizada, dirigida a la escritura, y en sus textos aparecen las marcas de dichos conocimientos adquiridos dentro de un mundo académico que los liga a una visión más abarcadora.

De esta manera, interviene en el presente estudio el concepto de vanguardia. Este ha sido tomado de Peter Bürger, quien en la década de 1970 explicaba la aparición de nuevas corrientes artísticas. Este autor alemán sostuvo que:

Pocas veces se interroga si la vanguardia puede identificarse con una actitud crítica ante la convención o se trata de una manifestación concreta, con un sentido histórico y estético preciso, irreductible al talante inconformista con que se caracteriza, a menudo, al artista moderno. […] quienes la entienden como un fenómeno interior al proceso del arte, acostumbran a identificarla con un episodio concreto y localizable en el tiempo, y los que la describen como el reflejo en la práctica artística de la conciencia crítica ante una situación límite, tienden a identificarla con una actitud capaz de generar distintos episodios con desigual virulencia. (2000, p. 6)

Los movimientos de vanguardia en la literatura (como en el arte en general) buscan renovar la expresión, reaccionan contra ciertos valores, la producción estética anterior y la tradición literaria. Se derivan del término francés avant-garde, que a su vez procede al ambiente militar, y se refiere a ese grupo que va delante: la punta de lanza —una ilustrativa imagen en sentido figurado—.

La investigadora española Trinidad Barrera López aclara que para entrar al campo de la historiografía literaria es necesario tanto el análisis teórico como el ejercicio crítico. En sus propias palabras afirma que:

La obra literaria es en sí una estructura de valores y sólo desde la atención de esos valores, por parte de la historia literaria y de la crítica, permiten el trazado historiográfico. […] El término historiografía lo emplearemos para los estudios que se han ocupado de las concepciones de la vanguardia, de su encuadre, sus pautas interpretativas, metodologías de acercamiento, en suma, cómo se concibe y cómo se escribe la historia literaria de las vanguardias hispanoamericanas. Lógicamente se ha hecho una selección en este camino historiográfico atendiendo directamente a libros y no a artículos para no perdernos en un bosque ya muy intrincado. (2008, pp. 110-111)

Cierto que la historiografía literaria se ocupa no solo de las vanguardias, sino de las obras literarias en general; sin embargo, no necesariamente se revisa todo el conjunto, múltiples estudios dedican su mirada a cuestiones específicas.

Así pues, y toda vez que nos interesa ver la repercusión de la formación académica en un grupo de jóvenes autores, ha sido necesario tomar lo que Pascual Martínez Freire afirma acerca del conocimiento, que este “se sujeta a procesar información”, característica intelectual compatible con la espiritualidad, “conformada esta última por fenómenos mentales como las emociones, la libertad y los valores” (2007, p. 234). La postura de este autor va por la línea de que “una acción libre no sólo es una acción no necesaria, sino también una instancia moral” (Martínez Freire, 2007, p. 237) mediante la que el individuo elige, lo cual guía la labor particular. Así, esa decisión personal convierte a quien la toma en responsable, ya sea de una acción racional o no.

De ahí que sea posible hablar de un movimiento de vanguardia dentro del escenario local de la creación literaria, pues este alude a las personas y sus obras, ya sea experimentales o innovadoras. Principalmente esos movimientos tienen que ver con la actividad artística, por supuesto, se dan dentro de un ambiente cultural y político; y abarcan otras disciplinas, como la filosofía. Se trata de un empuje de los límites de lo que hasta cierto punto ha sido el statu quo. Se aboga por la libertad de expresión, de ahí que se altere la estructura de las obras, que se aborden temas tabúes, que se opte por un lenguaje crudo o, incluso, que se dé importancia a aspectos como la tipografía, entre otros recursos retóricos.

Con lo anterior en mente, los objetivos que se pretenden en este caso son: Plantear que la formación académica en el ámbito humanístico propicia el desarrollo de una vanguardia literaria dentro del espacio cultural de la región. Ofrecer un panorama de la escritura en la localidad. Presentar a un grupo de jóvenes egresados del Programa de Literatura, a través de mínimas semblanzas. A partir del concepto de vanguardia literaria, revisar solo algunas de las características en la producción escritural de tales personas.

De esta manera, notamos que esa punta de lanza constituida por las nuevas generaciones posee rasgos que los jóvenes adquieren debido a un contexto cambiante. Todos los aspectos del ambiente inciden en una formación distinta a la que alcanzaron sus antecesores. No es posible ignorar, por ejemplo, el incremento de habitantes en una región, el crecimiento de una mancha urbana, el auge tecnológico y un escenario social problemático, ligado inexorablemente a la globalización y un entorno nacional que no ha sido muy noble que digamos.

De ahí que se den movimientos que se oponen a lo anterior: que se propongan nuevas concepciones del arte o la economía o dentro de la política. Las actuales manifestaciones creadoras, aunque rechazan lo anterior, de alguna manera se nutren tanto del pasado como de su propio tiempo. Esas nuevas propuestas pueden ser explicadas a la luz de diversas teorías: cito —solo como ejemplos— la Teoría de la Comunicación propuesta de Roman Jakobson, o el dialogismo de Mijail Bajtín, amén de los autores ya mencionados. Por ello, un punto de vista tomado para abordar un problema no es el único dentro de las ciencias sociales o las humanidades, se trata simplemente de enfoques propicios para analizar cuestiones relativas a la conducta humana.

La región

Antes del cambio de siglo XIX al XX, Ciudad Juárez era conocida como el Paso del Norte. En dos centurias esta región ha sido escenario no solo de hechos tan conocidos como su vocación agrícola y las repercusiones de la Revolución Mexicana en la zona, sino que también ha visto un desenvolvimiento, de menor a mayor grado, de un específico ambiente cultural. Eso abarcó el crecimiento de la mancha urbana, tal como han explicado Guadalupe Santiago Quijada, Ricardo León García, Sandra Bustillos Durán, Pedro Siller Vázquez y otros.[4]

Por otra parte, durante los años finales del siglo xx la escritura creativa vio un auge y, desde entonces, se ha ido consolidando gracias a varios momentos; dos de ellos han sido muy importantes: primeramente, el taller que en la década de los ochenta se ofreció en el Museo de Bellas Artes, coordinado por David Ojeda, registrado y discutido por José Manuel García-García en su artículo titulado “La breve pero imprecisa historia del Taller del INBA en Juárez (1980-2004)” (2005); posteriormente, por la apertura del Programa de Literatura en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) en 1998. Luego, con la llegada del siglo xxi se dio también el afianzamiento del progreso tecnológico con la consecuente facilidad de comunicación con el resto del mundo, lo que propició que los individuos de esta región buscaran penetrar en el reducido grupo intelectual de la zona para figurar como escritores. Así, en Ciudad Juárez se dio un boom en ese sentido: abundaron las mesas de lectura, los talleres de escritura, las autopublicaciones y la presentación de obras.

En ese afán por ser reconocidos como autores, las publicaciones de grupo fueron un medio idóneo para salir del anonimato, para mostrarse en público. Eso fue propiciado por revistas como Entorno, cuya circulación se dio básicamente durante las décadas de 1980 y 1990; o por el suplemento Armario, que se insertaba en el Semanario del Meridiano 107 —el cual inició su aparición en 1989—, que, aunque ha sido una publicación de tintes netamente políticos, durante el periodo del año 2000 a 2007 incluyó una sección dedicada a la cultura y que albergó textos literarios de escritores de la región.

En esa época también se encuentran los antecedentes de algunos certámenes fundados para impulsar la creación entre los habitantes de la región o del estado; me refiero específicamente al Premio Chihuahua (1981), instituido bajo la gobernación de Óscar Ornelas K. (premio que no solo impulsó la creación: teatro, danza, música, periodismo, pintura, fotografía y literatura; sino también la investigación social, tecnológica y en biología).

También salió a la luz una abundante producción de obras de corta extensión: las conocidas plaquettes. Este término es de origen francés y fue puesto en circulación por poetas del siglo XIX, para difundir textos breves, cuentos o poemas. Son publicaciones de corta extensión: diez, veinte o cincuenta páginas; con una impresión menos formal, ya que no cuentan con los registros que, por lo general, ostentan las obras de sellos editoriales conocidos; además, se trata de un tiraje reducido, solo para circulación entre un público pequeño, normalmente allegado a quienes ahí participan. Tales folletos se han vuelto muy frecuentes en Ciudad Juárez; se han convertido en el medio ideal para mostrar la labor que se lleva a cabo tanto en los talleres literarios, que se ofrecen ya sea de manera gratuita o con un bajo costo, o ya sea en los mismos cursos escolarizados.

Durante el cambio de siglo se incrementó, asimismo, la publicación de libros. Otros proyectos catapultaron el incremento en el número de obras divulgadas. Uno de ellos fue la creación de la revista Paso del Río Grande del Norte (2010-2016), así como la creación en 2014 de la convocatoria Voces al Sol por parte de la UACJ. La primera le dio espacio a gente que, por primera vez, y quizá única, hacía público su material (piezas sueltas) gráfico y de escritura. La segunda ha alcanzado una colección de libros que en pocos años se ha hecho de un gran prestigio.

La apertura del Programa de Literatura en la UACJ ha sido un factor determinante para impulsar la creación literaria en la región, sobre todo, porque descansa en la formación de los más jóvenes. Esa educación formal, que acerca los conocimientos literarios a gente que busca cursar una carrera, definitivamente incidió —como una de sus consecuencias— en el ambiente cultural de nuestra ciudad. Hasta diciembre de 2022 más de ciento sesenta personas han egresado de ese programa universitario. Un gran porcentaje de ellas ingresó al ambiente escolar y se hizo cargo de impartir materias relacionadas con la lengua y la literatura dentro de los distintos niveles: primarias, secundarias, preparatorias e, incluso, universidades; ya fueran públicas o privadas. Un porcentaje menor se alojó en otras instituciones: museos, bibliotecas, diarios, librerías y otro tipo de empleos, aun los de la empresa privada. De tal suerte que dicho programa se sumó a la actividad cultural de la ciudad.

Entre los egresados figuran cinco jóvenes (aunque debe aclararse que no son los únicos) que han descollado en el ambiente cultural de la ciudad, a través de la actividad escritural. No se han dedicado exclusivamente a la creación, también ocupan puestos dentro del ambiente escolar. Se habla de cinco porque son quienes hasta finales de 2022 habían publicado obra. Así, son cuatro hombres y una mujer. Otras jóvenes, aunque también se han ganado un lugar dentro del ambiente cultural de la ciudad y también han escrito algunos textos, no han publicado formalmente un libro de su autoría. Los aquí estudiados han optado por contenidos diversos a los que venían eligiendo autores juarenses de generaciones anteriores;[5] también respecto a la forma es distinta a la que se ha venido manifestando en los textos de autores no egresados del Programa de Literatura. Estos estudiantes que cursaron dicho programa muestran un estilo más escrupuloso, una forma más pensada, un juego más “literaturizado”.

Jóvenes creadores

Concentremos nuestra atención en esos cinco jóvenes que fueron estudiantes en el programa mencionado: José Francisco Arellano Serratos, nacido en 1982; Marco Antonio López Romero, quien nació en el año de 1990; Jaime Cano Mendoza, en 1992; María del Carmen Rascón, nacida en 1993, y Antonio Rubio Reyes, en 1994. Ellos ingresaron a la carrera en el mes de agosto, entre el año 2002 y el año 2015, y egresaron entre el año 2006 y el año 2019; uno de ellos suspendió sus estudios, mas continúa activo.

He tomado esta pequeña muestra, porque resulta muy significativa entre los resultados que se han obtenido desde la creación de tal programa. Ellos se integraron muy rápido al ambiente cultural de la ciudad; además, han sabido relacionarse con gente de la cultura nacional e internacional. Asimismo, han continuado su formación disciplinar cursando posgrados. Para este texto solo se ofrece una mínima semblanza y un recorrido panorámico y analítico sobre su producción textual.

José Francisco Arellano Serratos

Aunque nació en Veracruz en 1982, vivió desde su infancia hasta su juventud en Ciudad Juárez, donde estudió Literatura Hispanomexicana en la UACJ. Luego alcanzó el grado de maestro en Español por la New Mexico State University, así como el grado de doctor por la Arizona State University. Escribe sobre literatura, humanismo ambiental y teoría política. Ha publicado en revistas de México y Estados Unidos de América: Horizontal, Crítica, Lado B, Picnic, Gaceta Frontal, Este País, Nexos y Tierra Adentro. Junto con Bernardo Xáuregui dirige la editorial indie Bagatela Press, situada en la ciudad fronteriza de El Paso, en el estado de Texas.

Es autor del ensayo La memoria del cuerpo. Salvador Elizondo y su escritura (2010); de la novela corta Bordeños (2014); asimismo, de los ensayos Breve contrahistoria de la democracia (2017) y El capitaloceno: Una historia radical de la crisis climática (2021). Tiene otras publicaciones más. Es conveniente mencionar que obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Político Guillermo Rousset Banda en su XV edición

por su obra Breve contrahistoria de la democracia. El tema de este libro comienza en Sayula, Veracruz, en el marco de las fraudulentas elecciones presidenciales de 1988: una mujer que recién ha aprendido a leer (la abuela del autor) y participa como funcionaria de casilla en la jornada electoral, es amedrentada para retirarse de la casilla antes de que pueda terminar el conteo. En el camino de vuelta a casa, profiere la frase que se convierte en el leitmotiv de la investigación premiada: “en política los jodidos no cabemos”. Desde Sayula, el autor realiza un largo recorrido que pasa por la Grecia Antigua, los siglos XVIII y XIX de las sociedades occidentales y el neoliberalismo contemporáneo, con el fin de mostrar a la democracia como un dispositivo de gobierno de la oligarquía, cuya función ha sido la exclusión del demos. (Proceso, 2018)

Bordeños es el texto con el que Serratos inauguró su camino dentro de la creación literaria. No es tan difícil notar que es una palabra formada a partir de morfemas de dos lenguas: el inglés y el español; adquiere su significado por el lexema border y se sustantiviza mediante el sufijo -eños. Tal término —formado por Serratos— inevitablemente nos remite a los individuos que habitan en la frontera (border).[6] Dos son los personajes sobresalientes en esta historia: Faco, un niño que vive al sur de Ciudad Juárez, “en la frontera del desierto y el remedo de la civilización” (Serratos, 2014, p. 11), y Polo, un niño que se convierte en delincuente y quien, de joven, se dedica a cruzar migrantes hacia los Estados Unidos de manera ilegal. Son múltiples los referentes espaciales que ubican su historia en la ciudad fronteriza: calles, supermercados, restaurantes, maquiladoras, a los que, por cierto, si estuviera en sus manos, los trabajadores quemarían “de tanto coraje dormido, y a los gringos se les acabarían sus lujos” (Serratos, 2014, p. 54). Ambos, durante una escena para cruzar la línea internacional platican sobre la condición de bordeño y lo que significa cruzar; reflexionan acerca de vivir en uno u otro lado de tal espacio geográfico. En su conversación aparece una historia regional condenada a repetirse.

Además, son diversas las alusiones al conocimiento que se adquiere de manera formal, al mundo académico. Es muy notorio en la narración del protagonista cuando cuenta sobre los años universitarios: el mundo juvenil, los cursos, las habladurías acerca de los profesores, las decepciones, los planes, las lecturas, los autores… (Serratos, 2014, pp. 23-25). Estos elementos dan, asimismo, para un análisis metaficcional, recurso muy preciado entre quienes se mueven en el terreno literario. Luego pasa, en una siguiente escena de la historia, a conversar sobre la situación cultural dentro del espacio de la historia narrada:

Manuel, Rodrigo (performancero), Alejandro (fotógrafo y escultor) […] Comenzamos barajando nombres y lugares para ubicar la galería, hablamos sobre fondos y exposiciones. Alejandro era quien conocía más gente y promotores; […] Había viajado a otras ciudades del país y vivió en Barcelona, gracias a un intercambio semestral. (Serratos, 2014, p. 27)

Con estas palabras se demuestra el aprendizaje escolar que el autor puede esgrimir con facilidad, máxime que está salpicado de referencias al escenario propio de la región.

Otro de los intereses de Francisco y que se ha visto plasmado en su escritura, es el novedoso tema del cambio climático. Precisamente eso dio pie a la publicación El capitaloceno: Una historia radical de la crisis climática en 2021. Con ese concepto —capitaloceno— se alude no solo a la devastación ambiental, sino a los procesos que llevaron a ella: colonialismo, industrialización, globalización, poder económico y desigualdades sociales. Así, Serratos, mediante varios relatos, narra aspectos relativos a las plantaciones de azúcar que eran fuente de riqueza en las colonias, actividad agrícola que luego se transformó en los modernos monocultivos —uno de los más conocidos, el de la palma africana—. De acuerdo con la nota publicada por la Universitat de Barcelona, “Los científicos alertan que este tipo de cultivos genera consecuencias devastadoras en los suelos transformando grandes hectáreas de tierras en infértiles y, en algunos casos, inutilizables” (UAB, 2017). Existe, pues, un riesgo tremendo para los suelos de África, Indonesia, el Caribe, que de una manera u otra terminará —sostienen los especialistas— por afectar a todos los seres humanos. Asimismo, Serratos en ese libro se refiere a la industria del carbón y la de la carne, que florecieron gracias al sistema capitalista y que han repercutido innegablemente en la relación que las personas mantienen con su entorno natural.

Este joven egresado del Programa de Literatura de la UACJ es un vivo ejemplo de la repercusión que un sistema de formación tiene en las personas; de la conciencia que se despierta y del tipo de intelecto desarrollado dentro de los campos del humanismo.

Marco Antonio López Romero

(1990) es oriundo de Ciudad Juárez. Ingresó al Programa de Literatura de la UACJ en el año 2008, pero muy pronto se inició en el ámbito periodístico (en 2010) cuando empezó a trabajar en el periódico Norte. Escribió el texto A la orilla del río, este desierto, con el que ganó en el año 2017, en la categoría de Crónica, el certamen de publicaciones Voces al Sol,[7] auspiciado por la UACJ, y que su publicó en 2018. En el mismo 2018, se le otorgó el Premio Estatal de Periodismo José Vasconcelos en la categoría de Mejor Crónica. Posteriormente, por esa obra obtuvo en el año 2019 el Premio Chihuahua en la categoría de Periodismo.

Desde entonces López Romero ha estado muy activo en el periodismo. Formó parte del equipo de investigación para la película-documental Las tres muertes de Marisela Escobedo, estrenada en Netflix en el año 2020. Asimismo, ha participado con su labor en diversos medios noticiosos, algunos tan conocidos como el programa Aristegui noticias, El Universal y Reporte Índigo, entre otros.

De A la orilla del río, este desierto, se ha alabado la pieza titulada “Carta a Clemente”, en la que el estilo de López Romero se distingue por su tono literario. Esa carta se inicia con una pregunta retórica:

¿Recuerdas tu casa color verde-azulada junto a la esquina, las calles cubiertas por la arena del desierto, los montones de basura, las bolsas de plástico a medio enterrar que se movían suaves como rehiletes cuando el aire intentaba robárselas? ¿Lo recuerdas? Difícil ha de ser olvidar tu casa, porque no ocupa mucho espacio en cualquier memoria: apenas dos cuartos pequeños, […] ¿La recuerdas? Claro que la recuerdas; y es mejor que la mantengas intacta en ese orden que nunca volverá a ser. Tal vez no debería decírtelo, pero en seis años habrás de darte cuenta: Ángel, tu casa es una ruina desde la madrugada en que asesinaste a tus papás. (López Romero, 2018, p. 61)

Vemos en este texto, como en todo el libro, un interés de López Romero por los terribles hechos que acaecen en la ciudad. Los adolescentes juarenses son presentados por el autor como víctimas y luego victimarios de una sociedad industrializada que nada tienen, aun siendo parte imprescindible de una economía global. Al desierto geográfico se le une otro más profundo: el espacio habitado, desierto de esperanza.

Entre los recursos por él utilizados, se encuentra una voz narrativa en segunda persona del singular. Eso nos recuerda al más famoso caso del uso de tal voz: Aura, de Carlos Fuentes. No solo en ese relato la empleó, también está presente en la sección “Jason, todos sabían que te suicidarías”, como se nota desde el mismo título. Marco se ocupó de los temas más peliagudos de la frontera: el narcotráfico, los feminicidios, la migración; en suma, un ambiente complejo se muestra por entre sus páginas.

Otro caso que retoma en su obra es el de una adolescente de diecisiete años que fue considerada homicida por haber disparado contra su esposo, de treinta y seis, y darle muerte.

Que [ella] estaba en la habitación con su pareja sentimental. Que este le dio una cachetada que la tiró al piso. Que estaba armado. Que había consumido cocaína y alcohol en una fiesta que duró al menos tres días. Que era violento. Que […] él abogado, ella ama de casa. Que él fue hacia la entrada con la intención de cerrar la puerta para que ella no saliera. Que repelió una agresión. Que ella tomó el arma que estaba en el buró y que disparó a una distancia de más de 60 centímetros. Que como él no provocó su propia muerte, es homicidio. Que por estar a más de 60 centímetros no representaba una amenaza real de muerte para ella. (López Romero, 2018, p. 102)

Esta larga serie de oraciones subordinadas es un artificio lingüístico; quien conoce su forma y controla el discurso sabe que funciona como una acumulación. Se trata de un procedimiento que busca adherir elementos que complementan una idea expuesta.

Esta forma de expresión se aleja del uso habitual de la lengua cotidiana, por lo que resulta particularmente expresiva; aunque no es de uso exclusivo del lenguaje literario. En el texto en análisis nos remite a una pieza de la historia, una versión de los hechos presentada por la autoridad judicial. Los recursos literarios están considerados como artificiales —cuestión que fue tratada desde Aristóteles en su Retórica (1990)—, cuyo cometido es desautomatizar, lo que causa un extrañamiento en el receptor, ya que se da una ruptura entre significado y significante —un concepto tratado por los formalistas rusos, principalmente por Viktor Shklovski—.

De tal suerte que no es posible negar que la adquisición de conocimientos es notoria en la obra creada. Al respecto, Karl Popper “distinguió dos sentidos para el concepto: el conocimiento en sentido subjetivo, que consiste en un estado mental o de conciencia; y el conocimiento en sentido objetivo, consistente en problemas, teorías y argumentos en cuanto tales” (Martínez Freire, 2007, p. 29). Después Martínez Freire rebate lo expuesto por el filósofo austriaco, para sostener que “el conocimiento subjetivo está formado por los procesos psicológicos […] mientras que el conocimiento objetivo está formado por los problemas y construcciones teóricas” (2007, p. 29). Para este análisis no importa que ese autor rebata a aquel, pues el segundo solo reacomoda la clasificación del primero para referirse a otras cuestiones finas respecto al concepto. Lo significativo es comprender que no fueron los únicos estudios en dar un peso manifiesto a la adquisición de conocimientos.

López Romero también participó en la antología Estos últimos años en Ciudad Juárez, publicada por Brown Buffalo Press. En ese libro están incluidos doce jóvenes; otros de ellos también egresados o estudiantes todavía del mismo programa literario: Omar Baca, Graciela Solórzano Castillo, Fabiola Román, el propio Marco Antonio López Romero, José Manuel Bonilla, Antonio Rubio Reyes, Hugo Moreno Huizar, a quienes se han unido otras personas también conocidas en el ambiente cultural de la ciudad: Jazmín Cano y César Graciano, por ejemplo. Esta compilación de textos ha sido calificada como un testimonio de la adolescencia de los participantes en una de las épocas más dificultosas de la ciudad, el año 2008 y subsiguientes.

Advertimos pues, que el paso de López Romero por el Programa de Literatura ofrecido en la UACJ dejó en él un conocimiento del lenguaje literario y sus artificios. Esos recursos fueron los que puso en marcha en la obra que le valió el reconocimiento mencionado líneas antes. Se trata de un conocimiento que va más allá de lo intuitivo, su uso es consciente, se percibe la intención de organizar un plan adecuado al asunto y lograr una escritura cuidada. Así, su propósito de llegar a un público más amplio, se vio cumplido, pues su auditorio no estuvo compuesto solo por habitantes de la localidad.

Antonio Rubio Reyes

(Ciudad Juárez, 1994). Este es otro caso de la muestra elegida. Él también egresó del Programa de Literatura Hispanomexicana y obtuvo el grado de maestro en Estudios Literarios, ambos de la UACJ, en el año 2016 y el año 2018, respectivamente. Además, coordina junto con algunos de sus compañeros de la carrera el taller de creación Desmadre literario.[8] Participó en 2014 en un taller de poesía impartido por el poeta Jorge Humberto Chávez y formó parte del “Colectivo palabristas”. Ha colaborado en diversas publicaciones periódicas. Junto a Amalia Rodríguez y Carlos Urani Montiel recibió el Premio de Crítica Literaria Guillermo Rousset Banda por Cartografía literaria de Ciudad Juárez (2019).

Rubio Reyes es muy productivo; a la fecha ha publicado: Blu (2019), La santa patrona del tex-mex (2021), Los funerales del agua (2021) y El árbol derribado (2022). Actualmente tiene otra obra lista, inédita, cuyo título es Las reservas intermedias.

En el año 2014 Rubio publicó un poema en la revista Paso del Río Grande del Norte, “Elegía de amor”. Menciono ese texto, porque en él —era la época de sus comienzos— es evidente la influencia de los conocimientos que estaba adquiriendo en sus cursos de la carrera. He aquí un fragmento:



Todo podría matarme,
[…]
mi alma arderá como Troya
cuando fue sitiada por Grecia. (p. 27).

Estos versos corresponden al final de la sexta parte. Son justamente las dos últimas líneas que refieren a los conocimientos que se adquieren cuando se siguen cursos de cultura clásica. Aunque sea una imagen muy conocida no necesariamente es conocimiento de un gran número de receptores. Además, Rubio se lleva el sentido literal al sentido figurado.

Así mismo, antecede al texto un epígrafe: cuatro frases de una de las canciones del conocido compositor y cantante Agustín Lara, “Tus pupilas”. Vemos aquí dos aspectos: uno, explicado por Gérard Genette como la transtextualidad o trascendencia textual, “todo lo que pone al texto en relación, manifiesta o secreta, con otros textos” (1989, pp. 9-10); específicamente para el tipo intertextual en su modalidad de alusión (p. 10). El otro elemento se refiere al epígrafe. Este ha sido definido como una cita o sentencia que se coloca antes del texto o a la cabeza de sus apartados; su función es ilustrar la idea general, el plan trazado o el estilo, y sirve de base hermenéutica, tanto para explicar como para interpretar lo desplegado en el texto.

La experimentación en su libro inédito cae perfectamente bien en aquello planteado como uno de los rasgos en los movimientos de vanguardia literaria: dar importancia a aspectos como la tipografía como recurso retórico. Él retoma los caligramas para crear poemas visuales. Este aparece en su portada de su página de Facebook.[9] La imagen corresponde a la representación gráfica de un elemento geográfico de Ciudad Juárez, la sierra, y a un letrero que ahí se pintó con cal en 1987.

Postal
del Cerro de la Biblia
Postal del Cerro de la Biblia
Fuente: página de Facebook de Antonio Rubio Reyes.

Aunque esta forma —los caligramas— se puso de moda en las primeras décadas del siglo XX ya existían desde hace cientos de años en otras culturas, como en la caligrafía árabe.[10] En este caso se puede considerar que hay un movimiento de vanguardia, no porque se proponga algo totalmente nuevo sino porque se rompe con lo anterior, se propone lo que la o las generaciones anteriores no estaban formulando. Habremos de esperar la publicación de esa su obra, para calificarla y clasificarla como mejor convenga a las voces críticas.

Por lo pronto echemos un vistazo a su obra narrativa, La santa patrona del tex-mex (2021). Este texto de Rubio ha sido para mí una grata sorpresa. Quienes lo conocemos sabemos de su inclinación a la poesía, sus otros títulos corroboran tal aseveración. Esta historia está narrada por una voz en primera persona, tiene como personaje principal a Selina Quintanilla. En este caso su escritura se distingue por un uso peculiar de la lengua, por el registro fonológico literal entre dos lenguas que se han encontrado y han convivido durante algunos siglos: el español y el inglés, en un particular modo de hablar, el cotidiano, el de uso diario.

Entre los elementos paratextuales de esta su obra, nos encontramos con un epígrafe que antecede a la historia: “Háblame de ti, cuéntame de tu vida”, expresión que procede de la canción de Juan Gabriel, “Costumbres”. Se estructura de la siguiente manera: se organiza en cinco partes y un epílogo. Todas esas piezas, incluido el Epílogo, se subdividen a su vez en pequeñas piezas señaladas con números arábigos. Otra característica muy notoria en el texto es la intercalación de letra normal con letra cursiva; la normal corresponde a la voz del narrador, el Mueras, y la letra cursiva destaca ya sea la inclusión de fragmentos de las piezas cantadas por Selena o la inserción de otras voces. El narrador es definido como un apóstol y su narración como el evangelio de la vida y obras de Selina. Afirma Willivaldo Delgadillo que Antonio

nos ofrece un experimento necesario que contribuye a sacudir la solemnidad del mundo de las letras. […] Más que un relato, esas páginas son el soundtrack de una imagen intuida en la virtualidad de la pantalla. […] es el punto de encuentro entre la devoción por la reina del Tex Mex profesada por El Mueras y la irreverencia del autor. (Rubio Reyes, 2021, contraportada)

Efectivamente, hay en este libro un tejido en varios niveles: lingüísticos, de expresión artística, metaficcionales y de relación entre vida y arte.

María del Carmen Rascón

Es oriunda de Ciudad Juárez, nacida en 1993. Ella se declara escritora, investigadora literaria y activista feminista. Obtuvo su título de licenciada en Literatura Hispanomexicana por la UACJ; asimismo, recibió el diploma en Literatura Mexicana del Siglo XX, Literatura Europea Contemporánea y Literaturas Mexicanas en Lenguas Indígenas por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. También fue integrante de los cursos Masterpieces of World Literature (HarvardX) y Literatura Chicana-Fronteriza (CCL Xavier Villaurrutia).

En su haber se cuenta ser fundadora de Las cartas de Amora, espacio digital de entrevistas a escritoras mexicanas y fronterizas, blog que a la fecha agrupa dieciséis textos de pláticas entre María del Carmen Rascón y ese conjunto de creadoras; se inició en el año 2020 y aún en 2022 continúa activo. Además —y quizá porque nos encontrábamos en plena pandemia de coronavirus—, ideó el Teatro Virtual Fronterizo y, a partir de su iniciativa, se le unieron otras personas. La primera temporada se estrenó en julio de 2020 cuando se representó: Así giran las cosas, de la pluma de la propia María Rascón; La larga noche del General la velo yo, escrita por Marco Antonio López Romero, y La ira también nos pertenece, cuya autora es otra egresada del Programa de Literatura, Karla Angélica Moreno Diego. Luego, a finales de octubre y principios de noviembre del mismo año, se presentó La más, de César I. Graciano (quien estudió Periodismo en la misma universidad). Finalmente, en marzo del año 2021 se llevó a la pantalla de internet Brotes en el agua, de Grecia Márquez García, también egresada tanto de la Licenciatura como de la Maestría en Literatura de la universidad. De ahí que se considere a sí misma como productora independiente. En 2022 obtuvo la beca Fulbright-García Robles para estudios de posgrado en los Estados Unidos.[11]

María Rascón es autora de la novela corta Apenas hombre. He aquí algunas de las reflexiones que esta novela me ha provocado. La organización de este texto narrativo corresponde con los rasgos culturales propios de los últimos diez años del actual siglo, me refiero al extendido uso de las redes sociales propiciadas por la aparición del internet. De tal suerte que:

Tiene la apariencia de un blog, con entradas tituladas y fechadas, incluso con marcas de interacción con el público; por ejemplo, en la primera, titulada “Soy ese tipo de monstruo” hubo 0 reacciones; así mismo la segunda; mas la tercera, “Los beneficios de una sonrisa” alcanzó 3 puños con el dedo pulgar hacia abajo, como signo de desaprobación. Después se suceden diversas secciones con corazoncitos, que se interpreta como ¡me encanta!, no necesariamente simboliza amor en su color rojo. Es imposible, pues, que las nuevas modalidades de comunicación queden fuera del acto creativo. Así se dio con la obra de María, del blog a la micronovela. (Salazar, 2022)

Desde el inicio de la historia atestiguamos en primer lugar la autopresentación del protagonista. Mediante sus palabras descubrimos que es feo, muy feo. También es él quien nos entera de las tristes eventualidades de su desdichado diario vivir; nos cuenta, asimismo, de los incidentes por los que atraviesa cuando trata de encontrar el cariño, o por lo menos la compañía, de una mujer. Una vez que nos ha narrado un estado de cosas, de la situación inicial de la historia pasa al desarrollo propiamente: la adquisición de una muñeca de tamaño natural; sin embargo, contrario a lo que él esperaba de tal objeto, termina bastante desilusionado. La parte final, subdividida en cinco piezas, muestra la resolución. Dicha conclusión se compone de dos posibilidades: una, de corte fantástico, y la otra, que podemos calificar de realista. Aquella “dispara la imaginación del protagonista, en una especie de locura, de trastorno mental. La segunda es más sugerente” (Salazar, 2022).

Se plantea en un texto más bien breve la demanda de consuelo en la fealdad —de ahí la búsqueda de compañía pagada: pornografía, una prostituta o la compra de una muñeca, aunque no sería la primera vez que este último punto se toque en la literatura, ya Juan José Arreola lo trató en su cuento “Anuncio”—. María Rascón nos lleva a reflexionar en la fealdad; el protagonista se reconoce como un hombre nada agraciado, él está consciente de que algunas personas “han ganado en la lotería genética” (Rascón, 2020, p. 12), a las que solo les basta con existir. Y, efectivamente, la herencia genética, hasta ahora, es cuestión de azar. Nuestros rasgos físicos dependen de la combinación obtenida de la unión de dos seres que han traído al mundo a un hijo. Contra eso, ¿cómo luchar? Otro gallo nos cantará cuando los problemas éticos que, “tras el descubrimiento del CRISPR-Cas9 como un método de edición genética” (Bellver Capella, 2016, p. 223), se solventen, o se ignoren. El mismo protagonista está consciente de que para donar esperma, se requiere que el donante sea poseedor de los deseables atributos físicos, como “ser alto” (Rascón, 2020, p. 13).

Además de su poca fortuna genética no es posible dejar de lado su ambiente formativo. Ya Émile Zola en sus polémicos ensayos sobre la estética naturalista argumenta que “existe un determinismo en las condiciones de existencia de los fenómenos naturales” (1973, p. 43), retomando la idea de Bernard, quien “llama «determinismo» a la causa que determina la aparición de los fenómenos” (1973, p. 43). Aunque Zola teoriza sobre la novela experimental y en su misma época fue duramente criticado, fue Oscar Wilde quien con sus palabras reconoce de alguna manera que el sustento teórico de Zola no es tan disparatado, incómodo sí, increíble no. Sostiene Wilde: “En cuanto a esa gran escuela de novelistas [los naturalistas] que aumenta a diario, […] lo único que puede decirse de ellos es que se encuentran la vida cruda y la dejan sin cocer” (2012, p. 40). Afirmó el biólogo inglés William Bateson, en su conferencia de 1912, dictada en Oxford, que generalmente se tiende a afirmar que los hombres nacen iguales, sobre todo, por parte de los filósofos, pero que afirmar o creer tal cosa es un error, ya que tanto en lo físico como en lo intelectual es notoria la inequidad extrema entre los seres humanos (1928, pp. 351-352). En la filosofía, la teoría se basa en el principio metafísico de que un evento sin causa es imposible. Sin embargo, sería un error confundir el determinismo con la predestinación y el fatalismo.

María Rascón, pues, se inscribe en la línea de quienes han escrito novela corta (no tan cortas como la que ella ha escrito). Esa discusión acerca de tal rasgo, la extensión, que de una u otra manera ha sido aceptado por la mayoría de los críticos —con menores o mayores discusiones—, se ve superada con esa obra, una novela corta con hondura, cuyo tiempo y lugar transcurren con parsimonia hasta desembocar en un triste final.

Jaime Cano Mendoza

También nació en Ciudad Juárez en el año de 1992. Cursó la Licenciatura y la Maestría en Literatura en la UACJ. Gestiona desde diciembre de 2019 el canal de YouTube “Desván sobre el tejado”, sitio que versa sobre literatura. ¿Qué se puede encontrar ahí? En palabras de Jaime: “Críticas de libros, opiniones sobre películas y cómics, cuentos narrados, conceptos y teorías... todo eso y más podrás encontrarlo en el Desván sobre el Tejado, el sitio donde analizamos todos esos mundos que tanto nos apasionan” (2019).

Desde su inicio y hasta diciembre del año 2022 ha colgado trece videos cortos, uno de ellos corresponde a la Introducción de esta especie de blog. Entre los otros ha comentado sobre Stephen King, Edgar Allan Poe, Los viajes de Gulliver, la Ilíada y otras obras o tópicos.

Para egresar del Programa de Literatura los estudiantes deben llevar a cabo un trabajo de análisis e investigación, para presentarlo como tesis. Jaime trabajó al final de la carrera con la obra de la argentina Liliana Bodoc, redactando un texto titulado El lenguaje mítico en Los días de sombra, de Liliana Bodoc. Tiempo después, al cursar la maestría, también escribió su respectivo trabajo; así, su tesis se tituló El doppelgänger como metáfora de la psique en los cuentos de Francisco Tario, que después convirtió en el libro Las máscaras del fantasma: Una aproximación al doble psicológico en la narrativa de Francisco Tario. El siguiente fragmento aparece en dicho texto:

Francisco Tario exploró a lo largo de su obra las condiciones más hórridas, tenebrosas y a veces absurdas de la condición humana. Sus cuentos constituyen un caleidoscopio de la condición humana en su faceta oscura, pues varios de sus personajes se encuentran al borde de la locura, en tanto que otros lidian con frustraciones que los limitan. (Cano, 2020, p. 47)

Jaime se interesó en la obra de Tario y explicó “cómo opera la psicología en el campo de la literatura” (Cano, 2020, p. 11). Es notable, pues, la influencia que Cano sufrió durante el proceso de investigación.

Ambos trabajos académicos demuestran el interés de Jaime por la narrativa fantástica, interés que luego dio surgimiento a su primer libro de cuentos Miseónica, que fue publicado también en el año 2020 por Ediciones Oblicuas. Esta obra está dividida en ocho relatos, “al puro estilo del horror lovecraftiano, es decir, se trata de un conjunto de narraciones impregnadas de elementos fantásticos extraños y realidades superpuestas” (Cano, 2020), tal como reza la contraportada del libro. Precisamente por lo anterior y por algunos aspectos que comentaremos, su formación académica es patente en este libro suyo. Para empezar, notemos los elementos partatextuales obvios, me refiero a los títulos: “Dasein”, “Siela”, “Dzulum”, “Epílogo”, “Pródromos”, “Tóolok”, “Uyanis” y “Miseónica”; este último da título al libro.

Tanto la forma como el contenido de este conjunto de relatos de alguna manera apuntan a la formación académica del autor. Todas sus páginas están plagadas de alusiones a múltiples aspectos de la cultura española y mexicana, a personajes históricos como el rey Alfonso XIII el Africano, o lugares: Barcelona y Chapultepec; el ambiente académico es persistente entre sus páginas. Los títulos, los epígrafes, los términos en otras lenguas, aun las descripciones de lugares tan disímiles como alguno de Europa o de Turquía o de la selva del sur de México.

Sobresale, asimismo, un elemento metaficcional constante, pues menciona conceptos propios de la lengua y la literatura: periódicos (Cano, 2020, p. 41), libros (Cano, 2020, p. 9), “el estudio y el arte literario” (Cano, 2020, p. 9); hace llamados explícitos como el siguiente: “Discúlpame, lector, pero necesito desahogarme con estas exclamaciones en papel, pues nadie en el mundo me escuchará de viva voz” (Cano, 2020, p. 9); busca tiempo y espacio “para terminar la novela que me había propuesto escribir” (Cano, 2020, p. 9); o la conciencia de que el “mejor momento para escribir historias de horror es a las tres de la mañana” (Cano, 2020, p. 7); un personaje escribe una carta que le envía al protagonista de su tercer cuento, el doctor en Literatura Cambeiro. Además, cita obras existentes como las Leyendas mexicanas, de Roa Bárcena, y otras —Criaturas terrenales y del inframundo, de Sigmund Peterson—, producto de su invención, tal como gustaba Borges de hacer.

Un joven que apenas ha alcanzado los treinta años cuando escribe un cuentario, en el que sus textos exhiben tales títulos, demuestra un conocimiento de los clásicos. Es innegable, pues, la formación académica de este joven autor, visible en su estilo cuidado (perfilado, esmerado), en el juego metaficcional, en la elección del género fantástico para la composición de sus historias, sin mencionar las continuas alusiones al ambiente académico que pueblan todo el libro, desde la primera hasta la última página.

Conclusiones

Afirma Bürger que abordar la teoría de la manifestación de una vanguardia, se da en uno de dos, o —tal vez— en los dos niveles: ya sea “la intención de los movimientos históricos de vanguardia o la descripción de las obras vanguardistas” (2000, p. 151). Sin embargo, renglones más adelante expresa que la importancia de abordar los movimientos de vanguardia

no consiste en destruir la institución arte […] para que el arte pudiera volver de inmediato a la praxis vital, sino, ante todo, en haber hecho perceptible la importancia de la institución arte para el resultado social efectivo de cada obra en particular. (2000, p. 151)

De tal suerte que en las obras de vanguardia hay “una independencia esencial frente al todo; pierden valor como ingredientes de una totalidad de sentido y lo ganan como signos relativamente independientes” (2000, p. 151). Concluye Bürger que “la crítica esencial de la vanguardia respecto al arte tradicional es la propuesta de criterios de belleza distintos” (2000, pp. 17-18).

Así, estos jóvenes, gracias a sus intereses y a un ambiente académico propicio, se están convirtiendo en la punta de lanza que seguramente indicará el derrotero de la escritura en esta primera mitad del siglo xxi en la región del antaño Paso del Norte. Los conocimientos adquiridos por este grupo de personas durante su paso por el Programa de Literatura han sido una herramienta muy valiosa a la hora de incursionar en la actividad creativa. Entre los resultados obtenidos durante la exploración es claramente notoria su producción. Uno de ellos, Rubio, es altamente fecundo; los logros de otro, Serratos, son considerables. Cano y Rascón prometen un camino diferenciado en el ambiente de la escritura literaria. Ellos, en colaboración con muchos de quienes han egresado de dicho programa, dominan en su mayor parte el ambiente cultural de la ciudad. Aunque la muestra seleccionada para esta exposición solo ha consistido en cinco nombres son más de veinte los que aparecen entre líneas. Todos ellos egresados del mismo programa.

Y no es que —como sostiene Bürger— el movimiento que ellos representan actúe como una instancia autocrítica ni del arte ni de la estructura social en que se da, ni tampoco como “una crítica inmanente al sistema”, sino más bien como una autocrítica del arte en las manifestaciones hasta un momento determinado (2000, p. 23). En otras palabras, “con los movimientos de vanguardia el subsistema estético alcanza el estado de autocrítica” (2000, p. 23).

El beneficio de la universidad pública al ofrecer carreras propias de las Humanidades es definitivamente indiscutible. No solo se incrementan aptitudes, como la atención, la memoria, la organización y la metodología; también mejora el mecanismo de comunicación. Se transmiten ideas y opiniones. A través del dominio de la lengua materna, se conoce el mundo, más allá de los límites propios de cada individuo y más allá de la época que atestiguan las personas. Aunque los estudios literarios y lingüísticos tienen una repercusión a mediano plazo, a la larga implican una visión del mundo distinta, más amplia.

La lectura y la escritura no son solo los pilares de la educación, sino que también aluden a las habilidades humanas que permiten plasmar y diseminar el conocimiento. El dominio de la lectura y la escritura implica el conocimiento del uso adecuado de los íconos (letras, signos y reglas). Por último, la concentración, la reflexión y la facilidad para expresarse propician la creación. Lo anterior es solo una muestra de la repercusión que las Artes y las Humanidades tienen en un contexto.

Por otra parte, intentar rastrear las actividades, proyectos y publicaciones de los egresados de la carrera de Literatura impartida en la UACJ, sería un trabajo de largo aliento. Solo como un estado de la cuestión llenaría las páginas de un libro, y quizá sea necesario ese registro para demostrar la repercusión que las instituciones públicas tienen en una comunidad. Mostraría también que las Humanidades no pueden ser desterradas de ninguna sociedad, por muy industrializada que esté, por mucho que sea su avance tecnológico. El conjunto de disciplinas que merecen tal etiqueta, se interesa por la cultura humana y por el conocimiento del hombre mismo. De ahí que sea imposible prescindir de tales enseñanzas y nada recomendable dejarlas de lado.

Durante el siglo XX Ciudad Juárez estuvo muy apartada del centro nacional, donde se dio un florecimiento cultural muy amplio y rico en manifestaciones artísticas[12] y, por lo tanto, estuvo lejos de ser considerada para la asignación de recursos destinados a actividades tan poco rentables —en términos económicos—. Aunque el siglo XXI no ha sido tan distinto, se ha dado una mayor oportunidad para los jóvenes que forman la delantera en el ambiente creativo gracias —entre otras circunstancias— a los programas en Humanidades que la UACJ ha mantenido como oferta académica en una comunidad que requiere de eso y mucho más. Asistimos así a la apertura de la instauración de nuevos valores estéticos.

Referencias

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Bellver Capella, V. (2016). La revolución de la edición genética mediante CRISPR-Cas9 y los desafíos éticos y regulatorios que comporta. Cuadernos de Bioética, xxvii(2), 223-239.

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Bibliografía del grupo de jóvenes señalados

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Serratos, F. (2021). El capitaloceno: Una historia radical de la crisis climática. unam.

Notas

[1] “No deja de ser curioso que los más conocidos representantes del romanticismo anglosajón, como Wordsworth y Coleridge, fuesen luego a Alemania para formarse en el Idealismo que partió de Kant y Schelling, y que luego se convirtiesen en grandes defensores del tratado de Gerard sobre el genio” (Galán, 2009, p. 18).
[2] Para este trabajo de investigación interesa la comunicación como el sistema en el que un emisor expresa un mensaje codificado que llega a un receptor a través de un canal, sistema que contiene un referente, incrustado en un contexto, al estilo propio de Roman Jakobson (1984, pp. 347-395).
[3] José Luis Piñuel Raigada elaboró un diagrama de Venn, en el que representa las áreas de las obras científicas de Abraham Moles. Es notorio en tal diagrama la preeminencia de las Ciencias de lo Impreciso, entre las que figuran la Cultura, la Comunicación y la Creatividad; asimismo, es curioso que el conjunto de la Creación Científica se intersecte con el conjunto mayor, es decir, con el de las Ciencias de lo Impreciso (Piñuel, 1999, p. 181).
[4] Véanse, sobre todo, los artículos que han sido publicados en Chihuahua Hoy en los veinte años que tiene de vida, cuyo índice general puede consultarse en: https://erevistas.uacj.mx/ojs/index.php/ChihuahuaHoy/article/view/5523/6768 Asimismo, hay dos textos —entre otros no citados aquí— que nos brindan un panorama claro sobre la historia de la región y su condición de frontera: el de Martín González de la Vara, Breve historia de Ciudad Juárez y su región (2009), y el de Carlos González Herrera, La frontera que vino del norte (2008).
[5] Por generaciones de escritores juarenses, me refiero a —por lo menos— dos: la de quienes nacieron en la década de los cincuenta y la de los setenta. En la primera figuran los nombres de Rosario Sanmiguel, Rubén Moreno Valenzuela, Carmen Amato Tejeda, Víctor Bartolli Herrera, Gloria Arminé Arjona Baca, Elpidia García Delgado, Edeberto Galindo Noriega y Adriana Candia, entre algunos otros. Básicamente se trata de narradores, salvo en el conocido caso de Amato, cuya obra es básicamente poesía, y la de Galindo, prolífico autor dramático. Por otra parte, pienso en una generación de gente más joven: Jorge López Landó, Mauricio Rodríguez y Jissel Arroyo Meneses, quienes se ubican en la década de los setenta.
[6] “La frontera en la tradición cultural estadounidense tiene un papel de una magnitud que se agiganta al contemplar la influencia de este fenómeno en la tradición mexicana. Comencemos con el hecho de que en inglés se puede acudir a las palabras frontier y border para diferenciar procesos históricos de naturaleza diferente” (González Herrera, 2008, p. 55).
[7] Este certamen también lo han obtenido otros egresados del Programa de Literatura, tales como Fernanda Rebeca Avendaño Domínguez, Flor Jimena Esparza Meza, Agustín García Delgado, en el año 2022.
[8] Entre quienes integraron tal taller y egresaron de la carrera, estaban: Rafael Alejandro Leyva Rodríguez, Fabiola Román González, Héctor Rafael González González, Jaime Cano Mendoza, Graciela Solórzano Castillo y Hugo Javier Moreno Huizar; ellos ingresaron y egresaron en los siguientes años: 2010-2015, 2011-2016, 2013-2018, 2011-2015, 2012-2016 y 2012-2016, respectivamente.
[9] Antonio Rubio Reyes, “Postal del Cerro de la Biblia” en Facebook, 22 de agosto de 2021. Consultado: 15 de febrero de 2023.
[10] Para saber más sobre los caligramas en la tipografía árabe, véase el artículo de Andreu Balius (2013).
[11] La beca Fulbright-García Robles es un subsidio de mucho prestigio, surgido en 1990 de un convenio entre los gobiernos de los Estados Unidos y México. El objetivo es apoyar a investigadores, profesores y estudiantes para que realicen estancias de investigación y posgrados. Tal apoyo se otorga después de un riguroso proceso de selección, sobre todo, con fundamento en una excelencia académica. https://www.comexus.org.mx/acerca.php
[12] Con la lectura de los siguientes textos, se tiene una idea de la importancia que durante el siglo XX se le dio a la creación en el centro del país.

María Luisa Durán, “Ante todo, el arte: la Generación de la Casa del Lago” en Algarabía. Abril 2015, año XV, n.o 127, pp. 40-49.

Armando Pereira et al., “Ateneo de la Juventud” en Diccionario de la literatura mexicana. Siglo xx. México, unam, 2004, pp. 38-45.

Guillermo Sheridan, Los Contemporáneos ayer. México, Fondo de Cultura Económica, 1985. Es notorio, en una mirada más atenta, que quienes no nacieron en la Ciudad de México pronto emigraron a la urbe para gozar de la amplia oferta ahí existente. Lo mismo sucedió en otras manifestaciones artísticas; piénsese en el muralismo o en la música. Solo hay que recordar que el Conservatorio Nacional de Música (cnm) fue fundado en 1866 en la Ciudad de México; y los nueve principales se encuentran en el centro geográfico del país y, básicamente, en ciudades importantes: Morelia, Puebla, Monterrey, Xalapa, Zacatecas y Colima.

La Universidad Autónoma de Ciudad Juárez ha demostrado una preocupación constante por ofrecer carreras en Humanidades y en Artes, como la Licenciatura en Historia, que se abrió en 1999, y la Licenciatura en Música, que se inició en el año 2006, amén de otras que podrían ser nombradas.

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