Artículos de Investigación
Preservación documental del Archivo Histórico de la Catedral de Ciudad Juárez: algunos trazos temáticos para reconstruir su historia
Guadalupe Santiago Quijada gsantiag@uacj.mx
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México
Recepción: 30 Julio 2018
Aprobación: 26 Septiembre 2018
Resumen: En este artículo se describe el contenido del Archivo Histórico de la Catedral de Ciudad Juárez, se plantea la relevancia de la organización documental que realiza un grupo de alumnos de la UACJ, pero sobre todo se sugieren temas para la investigación histórica en la región. En un primer apartado se destacan las condiciones en las que se construyó la misión de Guadalupe (XVII) y cómo en torno a ella se establecieron algunos de los primeros habitantes, que aparecen en la documentación histórica, y luego, tres siglos después, la edificación de la catedral en la actual Ciudad Juárez. En el segundo, se detalla el contenido del Archivo Histórico de la Catedral de Ciudad Juárez (AHCCJ), los libros de registros de administración de sacramentos y documentos antiguos. Por último se describen tres expedientes útiles para escribir la historia demográfica y social de la ciudad.
Palabras clave: Misión de Guadalupe, archivo histórico, documentos históricos, demografía histórica.
En las oficinas de la Catedral de Ciudad Juárez, en el Archivo Histórico, se resguarda una parte de la memoria antigua de Paso del Norte o de la actual Ciudad Juárez. Desde hace cerca de cinco años, un grupo de estudiantes de la UACJ a mí cargo,[1] inició el trabajo de organización de los documentos históricos que por 350 años se recopilaron en la misión de Guadalupe. Hay libros de administración de sacramentos (bautismos, matrimonios y entierros) y documentación diversa, que datan de los siglos XVII, XVIII, XIX, XX y XXI. En poco tiempo se podrá acceder a la información ya que se está en proceso de ordenamiento y elaboración de un catálogo impreso y electrónico. También se han empezado la limpieza y protección de los documentos para que éstos se conserven, y perduren con el paso del tiempo.[2]
La recuperación de la información histórica, sin duda alguna, es fundamental para el conocimiento de los primeros habitantes de la ciudad, de sus prácticas religiosas, de su estructura social, pero además proporcionará una fuente de datos novedosa para la investigación histórica de Paso del Norte, actual Ciudad Juárez.
En este artículo se darán a conocer algunos datos que permitan ubicar la antigüedad de la documentación y la pertinencia de su rescate. En un primer apartado se destacan las condiciones en las que se construye la misión de Guadalupe (XVII) y en torno a ella la villa Paso del Norte y sus primeros habitantes, y luego la edificación de la catedral en la actual Ciudad Juárez como el espacio en el que se generó el acervo histórico. En el segundo, se detalla el contenido del AHCCJ, los libros de registros de administración de sacramentos y documentación diversa. En el tercero, como una forma de trazar algunos ejes de investigación se describen tres documentos útiles para escribir la historia de la ciudad.
1. La misión de Guadalupe y la edificación de la catedral de Ciudad Juárez
La misión de Guadalupe, se localiza en el antiguo centro de la ciudad, es parte de un proyecto misional que los frailes franciscanos realizaron en el septentrión novohispano con ayuda de la Corona española que financió y sostuvo su estancia en el inhóspito territorio del norte. En 1659, las autoridades religiosas resolvieron fundar una misión cercana al vado conocido como Paso del Norte.[3] La iglesia se construyó sobre una colina, inmediata al lugar más accesible para cruzar el río, en el punto de cruce desde el cual se podía controlar cualquier acceso hacia el norte. El edificio se situó a una distancia prudente del río para evitar las inundaciones, pero desde la cual se podía provechar la disposición de agua para la cimentación de un complejo entramado de acequias y con ello establecer la agricultura de subsistencia. En 1662 se comenzó a edificar el templo y se concluyó en 1668, que a decir del fraile Guerra era de maderaje “muy bien labrado y con un arco hermosísimo”.[4]
La misión y el poblado se fortaleció en 1680, con la llegada de nuevos pobladores por el levantamiento de los indios pueblo en Nuevo México. Entre 1682-1684, se efectuó una distribución del espacio y de sus habitantes, en Paso del Norte se quedaron buena parte de los expulsados de Nuevo México y de los militares que habían llegado para instituir el presidio; al mismo tiempo se crearon las misiones de San Lorenzo y Senecú, para los piros y tompiros; Socorro para los piros; Santa Gertrudis y San Francisco de Isleta para los indios tiguas.
Al arribo de los nuevos pobladores se amplió la jurisdicción territorial: frente a la misión de Guadalupe se delimitó un espacio central para el establecimiento de los poderes civiles y militares y se estableció la capital del Nuevo México en Paso del Norte. Los habitantes aprovecharon la distribución de las aguas del río del Norte a través de las acequias para impulsar la actividad agrícola y la incipiente ganadería; y sobrevivir a través del autoconsumo e intercambio. La ubicación nodal de Paso del Norte, en el trayecto del Camino Real de Tierra Adentro, lo convirtió en un punto de referencia geográfico que le permitió convertirse en un área central septentrional. Una parte de los pobladores se establecieron de manera semicircular en torno a la vieja iglesia, evadieron el lomerío y los arroyos intermitentes, y prefirieron seguir los canales de las acequias.
Durante casi tres siglos la Misión de Guadalupe logró responder a los requerimientos del poblado e iglesias cercanas. Sin embargo, a mediados del siglo xx, en 1942, ante el incremento del número de habitantes, el sacerdote Baudelio Pelayo, impulsó la construcción de la parroquia de Guadalupe, a un costado de la antigua iglesia. El 12 de diciembre de 1945 se celebró una misa para consagrar el nuevo templo y siete años después, el 10 de abril de 1957, por orden papal se decretó que la parroquia fuera elevada a la categoría de catedral denominándose como Santa Iglesia Catedral del Templo de Nuestra Señora de Guadalupe.[5] Desde este momento toda la documentación sacramental que se emite se realiza con la razón eclesiástica de la nueva institución.
2. El archivo histórico de la catedral de Ciudad Juárez
El antiguo archivo, se localiza en las oficinas de la Catedral de Ciudad Juárez, reúne la documentación que se generó tanto en la misión de Guadalupe,[6] en la parroquia de Guadalupe y como Catedral. Al parecer, en la segunda mitad del siglo XX, hubo tres intentos de organización de la documentación: el de Cleofás Calleros, el del sacerdote Félix Martínez[7] y el de la religiosa María Concepción Calderón quien protegió en cajas los documentos más antiguos. Algunos documentos y libros fueron intervenidos, se le colocó número de fojas, fechas y algunos libros se les agregó una etiqueta.
El esfuerzo más reciente es éste que se ha iniciado con estudiantes de la UACJ. Por su organización institucional, cronológica y temática el archivo quedó dividido en dos fondos: La Misión de Guadalupe y Catedral de Ciudad Juárez. La primera, está conformada por los libros antiguos con las partidas de los diversos sacramentos, los que se registraron en la misión de Guadalupe (de 1659 a 1956) y los que corresponden a la catedral de la ciudad (de 1957 a 2018). Los datos que se colectan en los documentos y libros permiten conocer quiénes fueron los habitantes más antiguos, algunas de sus características individuales y sociales (edad, castas, conformación de familias, etcétera) y los que integraron las nuevas generaciones de la moderna Ciudad Juárez, así como, también, tener algunas referencias de sus frailes y la forma en que se administraron los sacramentos (ritos individuales o colectivos, formas de evangelización), y localizar y reconocer a los algunos personajes reconocidos. Como se puede observar en los cuadros 1 y 2, el acervo cuenta con 232 libros sacramentales y cerca de 600 documentos de los siglos XVIII y XIX. Desafortunadamente algunos libros, los más antiguos, se extraviaron y ello no permite tener series de información completas.
Con respecto al contenido general del AHCCJ, en el cuadro 1, se puede observar el tipo de libro o partidas que se registran por sacramento) y el número de los que se resguardan para cada siglo. Los libros refieren a información de la misión de Guadalupe, aunque también hay algunos de las iglesias aledañas: de San Antonio Senecú, Ysleta, San Lorenzo y dos más de la hacienda del Río Florido (siglo XVIII).[12] Para los siglos XIX y XX, es menor el número de libros perdidos.
La segunda parte de los archivos, está integrada por miscelánea o documentos sueltos, solo se resguardan 600, muy pocos si se considera que la misión se fundó en el siglo XVII. El más antiguo de ellos es de 1727 y el más reciente de 1894, es decir la mayor parte de los legajos corresponden al siglo XIX. No se puede afirmar con precisión las circunstancias en que la mayor parte de los papeles antiguos se extraviaron, pero es un hecho por demás lamentable. En adelante los responsables del AHCCJ, tendrá la obligación de garantizar su cuidado de lo que existe y de lo que se está generando día a día. Otra fase de este proyecto será localizar la información más relevante, que corresponde a la misión y que se localizan en bibliotecas y archivos de la región en México y en Estados Unidos.
Un ejemplo de la pérdida de material histórico es la falta del acta de fundación de la Misión de Guadalupe, que fray García de San Francisco, inscribió en el libro de casamientos, en la que describió los permisos y cargos que requirió para instituir la iglesia en el Paso del Norte, así como algunos detalles del proceso de evangelización. Como ya se mencionó, solo se dispone de una transcripción que, con la autorización del sacerdote Ramón Ortiz, realizó Adolph F. Bandelier en 1888. En la crónica el fraile García escribió:
levanto esta Santa Cruz, que coloco y edificando esta iglesia, en que ya he celebrado el misterio sacrosanto de nuestra redención, tomo la posesión de esta conversión, de mansos y sumanas, y de todas las demás gentilidades circunvecinas que se agregaren […] y nombró y dedico esta santa iglesia y conversión a la santísima virgen de Guadalupe con sobrenombre del Paso […].
Para corroborar que este asentamiento se formó con migrantes, se puede señalar que fray García de San Francisco trajo consigo un grupo de nativos del pueblo de Senecú (el alto), nombrados como “compañeros cristícolas” Bernardino Gualtoye, Antonio Guilixigue, Antonio Elogua, Juana Azoloye, Francisco Tziza y Felipe Quele.[13]
Una segunda transcripción del auto de fundación original debió depositarse en la Custodia de la Conversión de San Pablo, y si esto ocurrió, pudo haberse destruido en 1680, durante el levantamiento de los indios pueblo. De manera posterior, el documento fundacional, transcrito por fray García de San Francisco, en las primeras hojas del primer libro de casamientos, se extravió. El edificio de la Misión de Guadalupe fue ocupada durante dos conflictos bélicos: en 1846 cuando el ejército estadounidense pasó los límites territoriales por la declaratoria de guerra de Estados Unidos a México; y en 1910, cuando las tropas revolucionarias se apertrecharon en el templo de la Guadalupe, inclusive en mayo de 1911 se dañaron cuatro vigas y otras dos en 1913. En ambas ocasiones debió registrarse una pérdida significativa de documentación. Aunque Bandelier afirmó haber visto el documento y realizar una copia facsimilar.
Como ya se indicó, los libros de bautismos, entierros y matrimonios son una fuente de información inédita que permiten conocer quiénes eran los antiguos pobladores, cómo se conformaron las familias, situar graves descensos demográficos y relacionarlo con alguna epidemia. Conocer el origen y antigüedad de familias originarias de la ciudad. Estos contienen algunas inscripciones relevantes que nos describe la llegada de algún obispo o religioso o de algunos sucesos relevantes.
Los 600 documentos sueltos, contiene información que aún se requiere analizar. Como parte del trabajo de organización se realizó una clasificación y se puede localizar información en los fondos: Misión de Guadalupe y Catedral de Ciudad Juárez, con sus respectivas series y subseries, bajo la siguiente clasificación:
Es importante mencionar que todos los documentos se digitalizaron, para en la medida de lo posible evitar su deterioro.
3. Algunos ejemplos de un libro sacramental y dos documentos que se sitúan en el AHCCJ
3.1. Los libros de sacramentos del siglo XVII, que inició fray García de San Francisco
Como parte de los requisitos fundacionales y de la administración de una misión, establecidos en el Concilio de Trento, los frailes tenían la obligación de llevar un registro de “la salvación de almas” a través del suministro de los diversos sacramentos (bautismos, entierros y matrimonios) y de elaborar libros de fábrica en los que se registraran actividades que generaran ingresos o recursos para la iglesia.[14]
En la misión de Guadalupe, el primer fraile que registró estos datos fue fray García de San Francisco. Dispuso de tres libros en los que inscribieron los sacramentos administrados a los nativos.[15] No se localizó el libro de fábricas ni el de crónicas, es probable que no se hubiesen realizado o tal vez se destruyeron o extraviaron, ya que se sabe que eran un requisito de la orden franciscana, para la buena administración de los recursos.
Para un análisis puntual se toma el primer libro de bautismos. En este se inscribieron, entre 1662 y 1689, 1,265 personas bautizadas. En 1663, un año después que fray García de San Francisco puso la primera piedra de los cimientos de la Misión de Guadalupe e inició la anotación de bautismos, inscribió a 284 nativos; en los siguientes 16 años, y uno antes, de que empezara la revuelta de los indios pueblo en Nuevo México, se inscribió a 920 personas. Es decir, en poco más de dos décadas, en la misión de Guadalupe se logró congregar a los primeros 1265 habitantes, fundadores de Paso del Norte o de la actual Ciudad Juárez.
Hay una falta de registro del dato de castas, 955 pobladores de los 1,265 no lo incluyen. No obstante, los datos de los 310 proveen un panorama de la diversidad de grupos que coexistían en la región: 284 indios,[16] 18 españoles, 6 mestizos y 2 mulatos.
En las partidas de bautismo se registran textos muy breves, con un esquema común, que responden a un propósito administrativo de los religiosos para dar fe de la aplicación de un sacramento, pero la cuantificación de los datos proporciona información útil para construir una tipología demográfica (edad, sexo, calidad étnica, parentesco, padrinos, origen geográfico, etcétera). Además muestra parte de los sacramentos y el ritual que siguieron los religiosos.
El mismo día bautice a Lucia hija de Juan 2. / Pernitozi y de Antonia Loye su mujer. 3. / padrino Francisco Nohayo vecino del pueblo de Senecu 4. / y por verdad lo firmé por todos. Ut 5. / Supra y puse a los arriba escritos los santos 6. / oleos e hice las demás ceremonias de la iglesia. 7. / [Rúbrica] Fray García de San Francisco.
Como parte del trabajo misional de los frailes franciscanos, y contrario a los principios de la orden franciscana, se empezaron a registrar bautismos en ceremonias colectivas, un ejemplo de ello:
En primero de abril del año de 1663 bautice 2. / puse los santos oleos a los siguientes:
A P. y Guigui _ _ _ de 35 años
A Xptobal _ _ _de 60 años
A Juo. y Maltarquiti _ _ _ de 45 años
A matheo altrayehema _ _ _de 60 años
A Jacobo esquiguamequana _ _ _ de 30 años
A andres amabamiquiti _ _ _ de 70 años
A Anto. quzmiyehema _ _ _de 20 años
A francisco cozio debo años
fue padrino de todos los de arriba escritos don Francisco mutanama y [ilegible]. Por verdad lo firme ut supra [Rúbrica] Fray Garcia de San Francisco
En primero de abril del año de 1663 baptice y puse los santos oleos a los siguientes: A pascual y el guelpa_ _ _ de 45 años
A domingo unanequitozi _ _ _de 38
A thomas coniapo_ _ _ de 50
A diego noquiquacoina _ _ _de 60
A antonio caguani _ _ _de 58
A Bernabe Visarro _ _ _ de 30
A pasqual quilguome _ _ _de 32
A matias nequoho de _ _ _ de 20
A Xptoval coltose _ _ _ de 38
A bernardo quznoltarami _ _ _de 34
A nicolas tlacojaca _ _ _de 60 años
Y por verdad lo firmé Ut Supra [ilegible] [Rúbrica] Fray García de San Francisco. Fue padrino de los de arriba Fran [Manchado] [ilegible] interprete y por verdad lo firmé Ut Supra. [Rúbrica] Fray García de San Francisco.[17]
Como se alcanza a observar, se trata de población nativa, a la que se le impuso un nombre en castellano o del santoral y se mantuvo o quedó como apellido su nombre originario (mediado y escrito por el fraile que escuchó a la persona que anotaba). Este rasgo es relevante y no se ha localizado en otros registros. También se puede notar que la población adulta se encuentra en un proceso de conversión. Se menciona a Francisco Mutanama, el intérprete, como padrino. Ésta es solo una parte de la información, aún faltan algunos datos o referencias por analizarse. Una última observación, es este libro, al final, por error, el fraile transcribió las partidas de defunciones. Información que permite conocer las causas de muertes de las personas en el siglo XVII.
3.2. El padrón de 1813
Elaborar padrones, censos y relaciones geográficas fue una práctica a la que también los religiosos recurrieron para conocer las características de la población de un lugar. No se puede afirmar que el año del Tercer Concilio Mexicano sea el inicio del levantamiento de padrones, pero éste se convirtió en una práctica común. En el septentrión novohispano los frailes se encargaron de escribir relaciones con información puntual de los pueblos de su jurisdicción.
Por ello, los frailes para conocer las características de la población de la misión y pueblos aledaños a los de su jurisdicción, elaboraron padrones de población. Algunos de ellos se pueden localizar en el AHCCJ, mayoritariamente los que proporcionan datos demográficos del siglo XIX.
La imagen muestra la primera hoja del padrón de población de la provincia de Nuevo México, de 1813, que incluye los pueblos río abajo: la Villa del Paso del Norte (actual Ciudad Juárez): Del Real (ahora San Lorenzo), Senecú, Ysleta y Socorro, elaborado en 1813.[18] Los datos de Paso del Norte que se proporcionan están divididos de acuerdo a la organización territorial de ese tiempo, en siete partidos: Barreal, Playa, De los Álamos, Álamo Gacho, De las Calaveras, Chamizal, Del Charco. Los datos del padrón indican que en la región había 6,072 almas. Se acota que hay una volanta militar con un total de 206 hombres (solteros, casados y viudos), y que no hay ranchos ni haciendas independientes cercanas.
El padrón es un documento útil, del que se puede deducir la relevancia territorial de Paso del Norte, y comprobar la existencia de un alto número de pobladores tanto en Paso del Norte como en las misiones aledañas. De acuerdo con las cifras de éste, solo en el área inmediata, que en el padrón se denomina como Centro, y que se puede ubicar en los alrededores de la misión de Guadalupe, vivían 660 personas (337 mujeres y hombres de entre 1 a 18 años de edad); y en el total de los siete partidos vivían 4,277 personas que representaban el 70.4% de la población total del área del bajo río Grande.
La distinción de castas es otro de los datos relevantes en el padrón, se asienta que hay 4,839 españoles, 1,015 indígenas y 12 pardos.[19] En los pueblos Ysleta (227 vecinos y 226 indios) y Senecú (171 vecinos y 291 indios) se concentraban el mayor número de indios. Al respecto, con estos datos, se puede señalar que la población india estaba disminuyendo. También que el número de españoles era muy alto, aunque es posible que al agruparlos se omitiera las mezclas biológicas de razas. Empero, en las hojas complementarias, al contabilizar a los habitantes en cada uno de los pueblos se inscriben de manera genérica como vecinos y no como españoles. El hecho coincidió con las iniciativas de blanqueamiento de la población de principios del siglo XIX.
Para los primeros años del siglo XIX solo quedaban tres religiosos responsables de proporcionar los servicios eclesiásticos en las cinco parroquias, y ya no como misiones por la reducción del número de nativos a los que se podía adoctrinar o convertir. No obstante, las misiones ya habían empezado un proceso de secularización. Evidentemente, la práctica censal, contabilizadora y, de cierta manera, vigilante de los religiosos, en la actualidad es una referencia de información histórica que permite conocer el tamaño, la composición social, étnica, demográfica, y la conformación urbana de las villas en general.
3.3. Inventario de alhajas de 1792
En un “inventario de las alhajas y sacrificio”,[20] de la Misión de Guadalupe que elaboró el fraile Cayetano Bernal el 19 de julio de 1792, se describe la manera en la que estaba ordenado el altar y los santos que forman parte de él. El documento detalla que en el altar mayor se localizaba en la parte alta un cristo, y otro abajo, y seis lienzos: el de nuestra señora de Guadalupe, San Miguel, San Pablo, San Lorenzo, Santo Domingo y Santa Rosa. Aunque también, de acuerdo con el recuento que realizó el fraile hubo infinidad de imágenes de santos y vírgenes, en lienzo y bulto. Esta información es valiosa en tanto que permite conocer el tipo o fomento de advocaciones o preferencias religiosas en la región.
Asimismo, de manera tradicional, se asocia a las iglesias pertenecientes a la orden franciscana, con la austeridad y la pobreza, y la misión de Guadalupe no es la excepción. Paso del Norte se mantuvo con recursos económicos muy limitados, fue un poblado dedicado a la agricultura y al intercambio comercial y careció de minas. En el interior de la iglesia solo se dispuso de algunos ornamentos de plata, los más relevante son la custodia y un cáliz dorado. En otro inventario se puede leer que el edificio es de adobe y se encuentra sumamente deteriorado. No obstante, es necesario recordar que desde su construcción la Misión de Guadalupe es una de las construcciones más hermosas de la región, su techumbre y capiteles son de madera sólida con flores labradas.[21] Dispone de un enorme espacio para el coro en el que “pudieran muy bien celebrar los oficios en el cincuenta religiosos” y el altar tiene un maravilloso arco.[22]
Por último, es imperioso señalar que el AHCCJ es una fuente de información muy útil para conocer la historia de la Misión y poblado del Paso del Norte, de sus habitantes, migrantes y nativos, como pilar fundamental para la conformación de la actual Ciudad Juárez. Es un referente para que los juarenses recuperen su historia, la de su terruño y la personal, y para los investigadores que quieran reescribir fragmentos o complementar las visiones históricas de Ciudad Juárez.
Bibliografía
Archivo franciscano
Archivo Histórico de la Catedral de Ciudad Juárez.
Colectánea paleográfica de la Corona de Aragón, editora Josefina Mateu Ibars, Barcelona, 1980.
Bolton, H. (1960). The Mission as a Frontier Institution in the Spanish-American Colonies, Press at Texas Western College, El Paso, Texas.
Calleros, C. (1951). El Paso’s Missions and Indians, McMath Co., El Paso, Texas.
Chávez, A. B. (1970). Historia de Ciudad Juárez, Pax, Ciudad Juárez.
Hughes, A. (1914). “The Beginnings of Spanish Settlement in the El Paso District”, Studies in American History, University of California Publications in History, Vol. 1, No. 3, Berkley, pp. 297-362.
Martínez, F. (s/f). “Datos relevantes de la misión de Guadalupe”, mimeo.
Sánchez, D. (1994). Ciudad Juárez. El legendario Paso del Norte. Orígenes. Ciudad Juárez, Congreso del estado de Chihuahua, LVII Legislatura, Ayuntamiento de Juárez, 1992-1995, ITESM, Ciudad Juárez.
Santiago, G. y M. Á. Berumen (2005). La Misión de Guadalupe, Cuadro por Cuadro Editores, Ciudad Juárez.
Notas